El olfato canino, un aliado en la detección de enfermedades
En el mundo animal, pocos sentidos son tan notables como el sentido del olfato canino. Su capacidad para identificar olores es extraordinaria, superando con diferencia la capacidad de los humanos en este aspecto. Lo que quizás no todos conocen es que esta sorprendente destreza olfativa, está llevando a descubrimientos revolucionarios en el ámbito de la salud humana. Desde enfermedades como el cáncer hasta la epilepsia, nuestros amigos peludos están emergiendo como auténticos héroes en la detección temprana de determinadas enfermedades. ¡Te lo contamos en este artículo!
Escrito por José Molinero, Jefe de Proyecto de INESALUD, adiestrador canino titulado por la Federación Cinológica Española (FCE) y profesor de Protección y Seguridad y Guías Caninos acreditado por el Ministerio del Interior
El olfato canino: ¡un mundo de olores!
¿Sabías que los perros tienen más de 300 millones de receptores olfativos, mientras que nosotros los humanos solo tenemos 5 millones? ¡Es como si los perros fueran los summilleres del mundo de los olores y nosotros solo pudiéramos identificar el vino tinto y el vino blanco! Vamos, que podría olfatear un vino y decir algo como: “Este Merlot tiene notas de hueso enterrado y un toque sutil de aroma a pelota de tenis”. ¡Definitivamente sería un degustador con mucho olfato!
Bromas aparte, y siendo más científicos: los perros demuestran la increíble habilidad de detectar un amplio espectro de moléculas en concentraciones ínfimas: 1 parte en un cuatrillón, en contraste con la capacidad humana de 1 parte en 1.000 millones. Esta destreza, a su vez, se emplea en la búsqueda e identificación de enfermedades a través de sus distintivas químicas y fragancias.
Partiendo de las moléculas y partículas en el aire que inhalan, los perros captan moléculas humanas portadoras de aroma (conocidas como compuestos orgánicos volátiles, o COV) originadas en células de piel o cabello que se desprenden, en sangre, aliento, saliva, sudor, lágrimas, mucosa nasal, orina, semen o heces. Como el olor se adhiere, los caninos son capaces de mantener una especie de archivo histórico de fragancias provenientes de moléculas complejas.
Una nariz para el cáncer
Los perros han desplegado su agudo sentido del olfato en un campo fascinante: la detección del cáncer. Esta enfermedad, que afecta a millones de personas globalmente, a menudo se diagnostica en etapas avanzadas, reduciendo las opciones de tratamiento y las posibilidades de supervivencia. No obstante, los perros están emergiendo como un recurso valioso para enfrentar este desafío mediante el aprovechamiento del olfato canino.
La habilidad de los perros para detectar el cáncer se basa en su capacidad para identificar compuestos volátiles únicos liberados por las células cancerosas. Estos compuestos emiten un aroma característico que escapa a la percepción humana, pero que los perros captan con su increíble sentido del olfato. Incluso en las primeras etapas de la enfermedad, cuando las pruebas médicas tradicionales pueden carecer de la suficiente sensibilidad, los perros pueden percibir estas señales sutiles.
Numerosos estudios han demostrado la sorprendente precisión con la que los perros pueden detectar el cáncer. Por ejemplo, se ha comprobado que pueden distinguir entre muestras de orina de pacientes con cáncer y personas sanas con una precisión de hasta un 98% ¡Ahí es nada! En otro estudio, los perros lograron identificar con exactitud a pacientes con cáncer de mama a partir de muestras de aliento.
¡Ah, pero todo esto tiene truco! Es importante mencionar que la capacidad de los perros para detectar el cáncer no es instintiva, sino que se desarrolla a través de un entrenamiento cuidadoso.
¡Se entrenan como si estuvieran preparándose para los Juegos Olímpicos del Hocico! Los perros se entrenan para asociar un aroma específico con la presencia de células cancerosas en muestras biológicas, como sangre, orina o aliento. A través de recompensas y refuerzo positivo, los perros aprenden a identificar este “aroma” concreto y a poner en aviso a sus entrenadores cuando lo detectan.
La detección canina de cáncer tiene el potencial de ser revolucionaria en el campo médico. Si podemos comprender cómo los perros identifican estos compuestos volátiles, podríamos desarrollar dispositivos de detección altamente precisos y específicos que encuentren aplicación en entornos médicos (por ejemplo, perfeccionar las ya existentes "narices electrónicas"). Además, los perros podrían ser entrenados para identificar diferentes tipos de cáncer, lo que mejoraría la precisión de los diagnósticos y la efectividad de los tratamientos.
La capacidad de los perros para detectar el cáncer es un ejemplo destacado de cómo la naturaleza puede inspirar y guiar avances médicos. Su excepcional sentido del olfato, junto con su predisposición para el aprendizaje y entrenamiento, revela que tenemos mucho que aprender de estos leales compañeros. A medida que continuamos investigando y profundizando en sus habilidades, podemos vislumbrar un futuro en el que los perros desempeñen un papel fundamental en la detección temprana y el combate contra el cáncer, mejorando así la vida de innumerables personas en todo el mundo.
Siguiendo las pistas del Parkinson
Otra área en la que los perros han demostrado una capacidad asombrosa es en la detección del Parkinson. Esta enfermedad neurológica crónica se caracteriza por temblores, rigidez y dificultades en la coordinación motora. Si bien el diagnóstico temprano del Parkinson puede ser desafiante, los perros podrían jugar un rol crucial en este proceso.
Investigaciones recientes sugieren que los perros pueden identificar el Parkinson a través del olfato. Se piensa que algunos cambios químicos metabólicos que se derivan de la enfermedad de Parkinson, generan un aroma único que los perros pueden percibir. Estudios han demostrado que los canes pueden diferenciar entre muestras de sudor de personas con Parkinson y personas sin la enfermedad con una precisión sorprendente.
La facultad de los perros para detectar el Parkinson podría tener un impacto significativo en el diagnóstico temprano y el manejo de esta enfermedad. El hecho de permitir la identificación de la enfermedad en sus primeras etapas, podrían facilitar el acceso a tratamientos oportunos y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
Aliados contra enfermedades infecciosas
El asombroso sentido del olfato canino no se limita únicamente a la detección de enfermedades como el cáncer o el Parkinson. También han demostrado una enorme capacidad para detectar enfermedades infecciosas, un aspecto cada vez más relevante en un mundo afectado por brotes y pandemias. Desde la malaria hasta el COVID-19, los perros están demostrando cómo su olfato canino puede ser esencial en la detección temprana y la prevención de la propagación de enfermedades contagiosas.
La malaria, una enfermedad transmitida por mosquitos y causada por parásitos, es una de las principales causas de muerte en muchas partes del mundo. La detección temprana de esta enfermedad puede marcar una gran diferencia en el tratamiento y en la prevención de su propagación. Aquí es donde los perros han demostrado ser increíblemente valiosos.
Algunos perros han sido entrenados para detectar el olor característico de la malaria en la ropa de las personas infectadas. Aunque este olor puede ser imperceptible para los seres humanos, los perros pueden distinguirlo con facilidad. Esta capacidad podría tener implicaciones significativas en la detección temprana de la malaria en áreas donde los recursos médicos son limitados.
La pandemia de COVID-19 nos ha concienciado sobre la necesidad de métodos de detección rápidos y confiables. Los perros han formado parte de la respuesta, demostrando su capacidad para detectar el virus a partir del olor de las muestras de sudor humano. Estudios preliminares sugieren que los perros pueden identificar con precisión a personas infectadas con COVID-19, incluso en casos asintomáticos.
Esta destreza podría ser especialmente valiosa en situaciones donde las pruebas convencionales no estén disponibles o sean costosas. Además, la detección temprana de este virus (y de otros en el futuro, mediante el entrenamiento) podría contribuir a prevenir la propagación de la enfermedad al permitir la identificación y el aislamiento de personas infectadas antes de que desarrollen síntomas o sean contagiosas.
Guardianes contra las convulsiones
La epilepsia es un trastorno neurológico caracterizado por convulsiones impredecibles que pueden ser debilitantes (y en ocasiones potencialmente mortales) para quienes la padecen. La detección temprana de estas convulsiones podría marcar una gran diferencia en la calidad de vida de los afectados, y aquí es donde los perros han demostrado ser de gran ayuda.
Estudios han revelado que los perros pueden ser entrenados para detectar señales sutiles que preceden a una convulsión en una persona con epilepsia. Se cree que estos cambios bioquímicos, que pueden manifestarse en cambios en el olor corporal o en el comportamiento de la persona, son perceptibles para los perros. Pueden alertar a sus dueños antes de que ocurra una convulsión, permitiendo a la persona tomar precauciones o buscar asistencia médica si es necesario.
Con respecto a esta afección, y esto es interesante, se han documentado casos en los que los perros cambian su comportamiento instintivamente al detectar el olor asociado a las convulsiones, mostrando un contacto visual prolongado, tocando al dueño con frecuencia, ladrando o incluso llorando, como intentado “avisar” de algún peligro.
Este don de los perros para detectar la epilepsia, no solo podría mejorar la seguridad de quienes viven con esta condición, sino que también podría proporcionar una mayor tranquilidad a sus familias y cuidadores. La conexión especial entre los perros y los seres humanos se manifiesta de manera impactante en situaciones como ésta, donde los perros pueden contribuir de manera significativa al bienestar y la seguridad de las personas.
Un horizonte médico prometedor
Desde los albores de la relación entre humanos y canes, su papel ha evolucionado. Hoy en día, esta relación ancestral adquiere un nuevo significado al descubrir la relación entre su asombroso poder olfativo y las oportunidades que nos brindan. La colaboración entre perros y medicina nos augura un futuro emocionante, y la detección temprana de enfermedades podría ser viable gracias a la sensibilidad olfativa canina. Con la tecnología y el entrenamiento adecuados, podríamos contar con una herramienta de diagnóstico efectiva y no invasiva que revolucionaría nuestra forma de abordar la salud humana.
La capacidad de los perros para detectar enfermedades nos recuerda la interconexión única entre las diferentes formas de vida en nuestro planeta. Desde el cáncer hasta la epilepsia, los perros están emergiendo como recursos invaluables en la detección temprana y el combate de diversas afecciones médicas.
Gracias a la nariz experta de nuestros amigos peludos y un poco de tecnología y entrenamiento, podríamos estar en el umbral de una revolución en cómo cuidamos nuestra salud, vislumbrando esperanza y progreso en el cuidado de la salud.
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