Descifrando al mitómano: frases de mentirosos compulsivos
En este artículo, nos adentraremos en el mundo de la mitomanía y exploremos las sutilezas detrás de las "frases de un mentiroso compulsivo". Se trata de un trastorno compulsivo que es preciso abordar con acompañamiento psicológico.
Escrito por Paula Oya Jodar, psicóloga y docente del área de psicología de INESALUD.
Todo el mundo puede decir que ha mentido alguna vez. Sin embargo, hay quienes recurren a la mentira con mucha frecuencia. Ante esto, surge la pregunta de ¿por qué se hace cuando no hay necesidad de mentir? Los mitómanos o mentirosos compulsivos usan la mentira como forma de vida, ya que, como dijo el poeta británico Alexandre Pope:
“El que dice una mentira no se da cuenta del trabajo que emprende, pues tiene que inventar otras mil para sostener la primera”.
La mitomanía, también identificada como pseudología fantástica, es un trastorno psicológico caracterizado por una conducta recurrente de mentir. Las personas que padecen mitomanía tienden a mentir de forma espontánea, buscando obtener ventajas como atención, admiración o evitar consecuencias negativas.
Por ello, el rol del mitómano o mentiroso compulsivo hace que sea alguien que distorsiona repetidamente y con frecuencia la verdad. Aunque inicialmente pueda estar motivado por la obtención de un beneficio personal inmediato, como buscar atención, afecto, respeto o admiración de los demás, o incluso evitar castigos, llega un punto en el cual el mentiroso compulsivo –ya sea hombre o mujer– comienza a mentir sin una razón aparente.
Esta conducta se convierte en una compulsión, y la persona puede no ser plenamente consciente de por qué está llevando a cabo esta acción.
Frases de un mentiroso compulsivo que son recurrentes
Hay ciertas palabras que son más recurrentes en las personas mentirosas. Estas son:
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Nunca: cuando alguien reemplaza el "No" por "Nunca" de forma continua es un motivo de preocupación. Veamos un ejemplo, si se le pregunta: "¿Hiciste esto?" y la respuesta es: "Yo NUNCA haría eso", en lugar de simplemente decir "No" o "No lo hice", puede ser una señal de una posible mentira.
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Eso: los mentirosos suelen añadir "eso" o "esa" a los sustantivos. Como ejemplos se pueden ver: "Esa mujer", "ese tipo", "ese dinero". Esto refleja un intento subconsciente de distanciarse de la palabra, lo que suele ser una táctica común entre las personas manipuladoras.
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Pero: los mentirosos a menudo emplean esta palabra para disminuir la importancia de lo que dicen, así que conviene estar alerta cuando alguien dice algo como: "Sé que esto puede sonar extraño, pero …" o "Entiendo que piensas que estoy mintiendo, pero …"
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¿Por qué haría yo eso?: esta es una frase favorita de los mentirosos, ya que la utilizan para ganar tiempo y pensar en qué decir a continuación. Algunas variaciones incluyen: "¿Qué tipo de persona crees que soy?", "¿Realmente piensas que miento?" y "Ya sabía que esto iba a pasarme a mí".
¿Cómo detectar a un mentiroso compulsivo?
Los mentirosos compulsivos o mitómanos se comportan de una forma determinada, lo que hace que podamos identificarlos. Además de tener en cuenta las frases de mentirosos compulsivos que son recurrentes, vamos a ver 8 tips para identificar a aquella persona que es un mentiroso compulsivo. ¿Listo?
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Narcisismo: las personas que padecen mitomanía o son mentirosos compulsivos se enorgullecen de sí mismos al relatar eventos, eludiendo así su responsabilidad en dichas situaciones. El narcisismo, en realidad, actúa como un escudo para ocultar sus inseguridades subyacentes.
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Baja autoestima: suelen recurrir a la mentira para obtener admiración y atención de su entorno. Sin embargo, detrás de estas falsedades se encuentra alguien con heridas emocionales e inseguridades, incapaz de manejar adecuadamente esas circunstancias.
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Usan mentiras de forma repetitiva: una de las características distintivas de estas personas es que la mentira no es un hecho puntual para alcanzar un objetivo, sino que forma parte integral de su interacción. Si te encuentras con alguien que has atrapado mintiendo en varias ocasiones, es probable que estés frente a un mitómano.
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Expresión desmesurada: en sus relatos, su forma de comunicar suele ser altamente emocionante y exagerada para generar expectación y admiración. El problema radica en que, al proporcionar tantos detalles, es probable que surjan lagunas y discrepancias en su narrativa.
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No poseen metas claras: una pista fundamental para diferenciar a un mitómano de alguien que simplemente miente radica en que este último miente con el propósito de conseguir o evitar algo. Por otro lado, el mitómano miente porque es su modo de relacionarse con el mundo. Busca constantemente admiración y, además, llega a creer sus propias falsedades, erigiendo así su propio mundo paralelo.
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Tienen mucha imaginación: si bien es normal que en la infancia desarrollemos un mundo imaginario, los mitómanos tienden a aferrarse a estas creaciones en lugar de aceptar su realidad. En vez de asumir su verdad, fabulan alrededor de su vida y experiencias para sentirse valorados.
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Seducción: estas personas utilizan la seducción como herramienta para contar sus historias. Establecen relaciones basadas en el humor y la coquetería, pues esto refuerza su sensación de atractivo. Parece como si estuvieran representando un papel, manteniendo el interés mediante detalles altamente emocionantes y exagerados.
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Evitan el enfrentamiento: si un mitómano se enfrenta a la realidad, puede reaccionar de manera agresiva o, en contrapartida, evitar el conflicto negando sus mentiras. Procurará encontrar formas de justificar la falsedad, ya que su mundo depende de ella. Esto se debe a que, al destruir su mundo ficticio, quedan desorientados sin saber cómo actuar.
¿Se puede curar la mitomanía?
La tendencia de los mentirosos compulsivos es la mentira, pero esto no quita que se pueda tratar. Como ya hemos visto anteriormente, en el fondo de la mentira patológica se oculta una autoestima baja, ya que la persona teme que si se muestra auténticamente no será aceptada.
Los individuos afectados por la mitomanía suelen manifestar inseguridades en su tipos de personalidad, lo que resulta en que sus mentiras sean a menudo una imitación o reflejo de las ideas, pensamientos o vivencias de otros, en especial de aquellas personas a las que admiran. Además, es común que los mentirosos patológicos carezcan de destrezas sociales, llevándolos a recurrir a la mentira para aparentar ser más interesantes y competentes ante su entorno.
Por lo tanto, el tratamiento de la mitomanía se centra en fortalecer la autoestima, mejorar las habilidades en interacciones sociales y solución de conflictos, y ayudar a la persona a encontrar satisfacción en su realidad y en sí misma. Esto tiene como objetivo reducir la constante necesidad de recurrir a la mentira patológica como una forma de encubrir su percepción del mundo.
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