Conoce la inmunodeficiencia felina

inmunodeficiencia felina

Si eres un amante de los gatos, es posible que alguna vez hayas escuchado hablar de la inmunodeficiencia felina. Si no la conoces, y tienes un gato, esta es tu oportunidad para descubrirla, ya que es una patología muy grave y común. Conoce de qué se trata, cómo identificarla y cuál es su tratamiento.


Escrito por María Elena Martín Estepa, veterinaria y docente del área de veterinaria de INESALUD. 


¿Qué es la inmunodeficiencia felina? 

La inmunodeficiencia felina (FIV, por sus siglas en inglés) es una enfermedad vírica que afecta a los gatos en todo el mundo. Popularmente, es llamado “el sida de los gatos” por la similitud al VIH. Sin embargo, la inmunodeficiencia felina solo infecta a los gatos.

Es causada por un virus llamado Lentivirus que ataca y debilita el sistema inmunológico del animal, dejándolo más vulnerable a infecciones secundarias y enfermedades. 

¿Qué síntomas produce la inmunodeficiencia felina? 

El virus de la inmunodeficiencia afecta a las células del sistema inmunológico (glóbulos blancos o leucocitos) dañándolos. Esto causa un deterioro gradual de la función inmunológica del gato. En la fase temprana de la infección puede no causar signos aparentes de enfermedad.

El sistema inmune es muy importante en la lucha frente a las infecciones y el control del cuerpo sobre las células cancerosas. Así, los gatos infectados por FIV presentan un alto riesgo de enfermedad tanto tumoral como infecciones por otros virus, bacterias y parásitos. 

Los síntomas de la FIV en gatos pueden variar considerablemente. Algunos gatos infectados pueden no mostrar síntomas durante años, mientras que otros pueden desarrollar problemas de salud más rápidamente.

Los signos comunes incluyen:

Fiebre intermitente

Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos

Linfadenopatía

Puede enfermar frecuentemente con otras infecciones

Pérdida de peso, letargo

Enfermedades dentales y gingivitis

Infecciones recurrentes en la piel y las vías respiratorias

Problemas gastrointestinales

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Incluso pueden producir enfermedades del sistema nervioso que causan cambios de comportamiento y convulsiones (ataques). Asimismo, las madres infectadas pueden abortar la camada. 

Transmisión de la enfermedad 

El virus se transmite principalmente a través de la saliva, generalmente durante peleas territoriales entre gatos que salen al exterior.

El mordisco está considerado el método de transmisión más importante. La saliva de un gato infectado contiene gran cantidad de virus y un solo mordisco puede desencadenar la transmisión de la infección.

La infección se produce también por un contacto social cercano, entre un grupo de gatos donde no haya agresiones, a través del acicalamiento o de compartir el bebedero y el comedero. Algunos gatos que nacen de hembras infectadas con el virus pueden llegar a infectarse durante la gestación o a través de la leche materna.

La enfermedad no se transmite a humanos u otras especies de animales. Se piensa que la transmisión sexual no es significante. No se sabe si los parásitos hematófagos como las pulgas pueden diseminar la infección, por eso es mejor mantener un control regular de las pulgas. 

Existe una vacuna registrada en Estados Unidos para FIV, pero no hay datos sobre su eficacia.  

¿Qué hacer si tienes varios gatos? 

Si en una casa con varios gatos se detecta un caso positivo, el gato infectado debe ser aislado o extraído de la casa. Es muy útil que los gatos usen comederos y bebederos separados por la gran cantidad de virus que se encuentra en la saliva.

El virus muere en unos minutos cuando sale fuera del cuerpo del felino, por eso es difícil infectarse a través de las ropas u otros objetos. Por tanto, lo mejor para prevenir la enfermedad es evitar el contacto de tu gato con otro gato infectado. Por ello se recomienda que los gatos siempre permanezcan dentro de casa. 

La prevención es clave en la gestión de la FIV. La esterilización de los gatos reduce significativamente la propagación del virus, ya que los animales castrados son menos propensos a salir de excursión fuera de casa y relacionarse agresivamente y pelearse con otros animales. 

¿Cómo sé que mi gato tiene la enfermedad? 

El diagnóstico de la FIV se realiza mediante test específicos de muestras de sangre que detectan anticuerpos contra el virus. En las fases tempranas de la enfermedad no se producen anticuerpos frente a la enfermedad (menos de dos meses desde la infección). Es recomendable repetir un test negativo en un animal sospechoso en unas 12 semanas.

Los cachorros nacidos de hembras infectadas reciben anticuerpos maternales a través de la leche y esos anticuerpos se detectan en los análisis. Los cachorros no deberían ser diagnosticados detectando anticuerpos hasta los 6 meses de edad debido a que los anticuerpos maternales pueden estar presentes hasta más de 4 meses. También se pueden usar pruebas PCR para detectar el virus. 

Es fundamental que los gatos diagnosticados con FIV reciban cuidados veterinarios regulares, ya que su sistema inmunológico debilitado los hace más susceptibles a otras enfermedades. Además, se recomienda mantenerlos en un ambiente seguro y controlado para minimizar el riesgo de transmisión a otros gatos. 

¿Cómo se trata esta enfermedad? 

Actualmente, no existe una cura para la FIV en gatos. Sin embargo, existen estrategias de manejo para ayudar a mantener la salud y la calidad de vida de los gatos infectados. Esto incluye una dieta nutritiva y equilibrada, control veterinario regular, tratamiento oportuno de enfermedades secundarias, y mantener un ambiente sin estrés para reducir la supresión adicional del sistema inmunológico. 

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Referencias bibliográficas

Ayala, I., Talone, T., Castillo, C., Gerardi, G., & Hernandez, J. (1998). El síndrome de inmunodeficiencia adquirida del gato causado por el F.I.V. (Feline Immunodeficiency Virus). Archivos de Medicina Veterinaria30(1), 5–12. https://doi.org/10.4067/s0301-732x1998000100001

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