Radioterapia y dosimetría: claves en la evolución del tratamiento contra el cáncer
La radioterapia es una técnica médica fundamental para el tratamiento del cáncer y otras enfermedades, que utiliza fuentes radiactivas para administrar dosis precisas de radiación en áreas afectadas por tumores malignos. Para que la radioterapia sea efectiva y se reduzcan los efectos secundarios son imprescindibles los avances en dosimetría, que involucra la medición y cuantificación precisa de la radiación. En este sentido, juega un papel crucial en asegurar la eficacia y seguridad del tratamiento.
A lo largo de la evolución de la radioterapia, la dosimetría ha experimentado avances significativos, permitiendo un mayor control de la radiación y la reducción de los efectos secundarios. En este artículo, exploraremos la radioterapia y la dosimetría, destacando cómo estás han revolucionado el tratamiento del cáncer y otras enfermedades graves. Asimismo, explicaremos las distintas fuentes radiactivas.
Fuentes radioactivas en el tratamiento con radioterapia
Existen dos tipos diferentes de radioterapia: la teleterapia y la braquiterapia. Ambos métodos utilizan fuentes radiactivas para administrar dosis de radiación en las zonas afectadas por tumores malignos, pero difieren en su forma de aplicación y la distancia de las fuentes a los tejidos a tratar.
Teleterapia
La teleterapia, también conocida como radioterapia externa, implica la administración de radiación desde una fuente situada fuera del paciente, generalmente a varios metros de distancia. En este enfoque, se emplean aceleradores lineales o equipos de cobalto-60, aunque estos últimos están en desuso, para generar haces de radiación de alta energía que se dirigen hacia el tumor desde diferentes ángulos. Estos haces de radiación penetran en el cuerpo del paciente y se enfocan en la región específica a tratar.
Braquiterapia
En contraste con la teleterapia, la braquiterapia, o radioterapia interna, consiste en colocar fuentes radiactivas directamente en el tumor o cerca de él. Las fuentes utilizadas en braquiterapia pueden ser tubos que contienen el isótopo cesio-137 o alambres con iridio-192. También se emplean pequeñas semillas radiactivas, como el yodo-131, el oro-198 y el paladio-103.
Estas fuentes también se clasifican en encapsuladas y no encapsuladas, según si están selladas en cápsulas o no, y son implantadas temporal o permanentemente en el área a tratar, liberando radiación directamente en el tejido afectado.
Debido a esta proximidad, la braquiterapia permite una alta dosis de radiación localizada, minimizando la exposición de los tejidos sanos cercanos al tumor. Esta característica hace que la braquiterapia sea especialmente efectiva en el tratamiento de tumores localizados y en áreas de difícil acceso para la teleterapia.
En resumen, la teleterapia utiliza fuentes radiactivas ubicadas externamente para administrar radiación desde diferentes ángulos, permitiendo una conformación precisa del tratamiento y una mayor cobertura de áreas extensas. Por otro lado, la braquiterapia implica el uso de fuentes radiactivas implantadas directamente en el tumor o en su cercanía, lo que posibilita una administración altamente focalizada de la dosis y una protección efectiva de los tejidos sanos adyacentes.
La elección del tipo de radioterapia dependerá del tipo de cáncer, la localización del tumor y las características específicas del paciente, con el objetivo de lograr el máximo beneficio terapéutico con la mínima toxicidad para los tejidos sanos.
¿Cómo se garantiza la precisión y seguridad en la administración de radioterapia?
Aquí es donde entra en juego la relación entre radioterapia y dosimetría, un proceso crítico que se encarga de medir y calcular la cantidad precisa de radiación que el paciente recibirá durante el tratamiento. Esto implica el empleo de dosímetros y técnicas de cálculo para asegurar que la dosis administrada sea la adecuada para atacar a las células cancerosas y proteger los tejidos sanos circundantes.
Supongamos que un paciente tiene un tumor en el pulmón. Antes de comenzar el tratamiento, se realizarán estudios de imagen, como la tomografía computarizada, para determinar la ubicación exacta del tumor. Luego, se diseñará un plan de tratamiento utilizando software especializado que simulará la administración de la radiación. El técnico en radioterapia calculará la dosis y definirá los ángulos y las intensidades de los haces de radiación necesarios para atacar el tumor.
Durante el tratamiento, se usarán dosímetros para monitorear y asegurar que la dosis planificada se esté administrando correctamente. La dosimetría es una parte fundamental del proceso de radioterapia, asegurando que las fuentes radiactivas empleadas en teleterapia y braquiterapia se administren de manera segura y precisa, maximizando la eficacia del tratamiento y minimizando los efectos en los tejidos sanos circundantes.
Los técnicos en radioterapia desempeñan un papel crucial en este proceso, trabajando en estrecha colaboración con el equipo médico para brindar atención de calidad a los pacientes.
En conclusión, la radioterapia es un tratamiento valioso y altamente efectivo en la lucha contra el cáncer y otras enfermedades. A través de la teleterapia y la braquiterapia, los profesionales de la salud pueden administrar dosis precisas de radiación, atacando selectivamente las células cancerosas y preservando los tejidos sanos circundantes.
La relación entre radioterapia y dosimetría es crucial. Este último desempeña un papel esencial en este proceso, asegurando la precisión y la seguridad en la entrega de la radiación, lo que mejora los resultados terapéuticos y la calidad de vida de los pacientes.
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