Espondilodiscitis

La espondilodiscitis es una enfermedad inflamatoria que afecta a la columna vertebral, involucrando tanto los discos intervertebrales como los cuerpos vertebrales adyacentes. Esta afección puede ser de origen infeccioso o no infeccioso y, aunque es relativamente rara, tiene implicaciones clínicas significativas si no se diagnostica y trata de manera adecuada.

Causas de la espondilodiscitis

La espondilodiscitis es una inflamación que afecta tanto los discos intervertebrales como las vértebras cercanas. Esta enfermedad es causada por infecciones bacterianas, aunque también pueden intervenir hongos o virus. El Staphylococcus aureus es el patógeno más frecuentemente implicado en los casos infecciosos, aunque otras bacterias como Escherichia coli y Mycobacterium tuberculosis también pueden ser responsables.

La infección puede propagarse a través de la vía hematógena (por el torrente sanguíneo) desde otras partes del cuerpo, como los riñones o las vías urinarias, o bien por extensión directa desde una lesión en los tejidos cercanos. En su forma no infecciosa, la espondilodiscitis puede asociarse a enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide o la espondilitis anquilosante.

Factores de riesgo

La edad avanzada, el uso de medicamentos inmunosupresores, la diabetes, el abuso de sustancias (en particular drogas intravenosas) y las infecciones previas en la columna vertebral son algunos de los factores de riesgo más comunes. Además, aquellos que han sufrido intervenciones quirúrgicas en la columna, especialmente en la columna lumbar, tienen un riesgo elevado de desarrollar espondilodiscitis.

 

Síntomas de la espondilodiscitis

El síntoma principal en la espondilodiscitis es el dolor persistente de espalda que tiende a empeorar con el movimiento y en algunas ocasiones puede irradiar hacia las extremidades. Los pacientes también pueden experimentar fiebre, pérdida de peso inexplicada y, en casos más graves, síntomas neurológicos como debilidad, entumecimiento o dificultad para caminar. El dolor suele localizarse en la columna vertebral, y si la infección afecta a las raíces nerviosas o la médula espinal, puede llevar a complicaciones serias.

Diagnóstico

El diagnóstico precoz de la espondilodiscitis es crucial para evitar complicaciones graves. El proceso diagnóstico incluye diferentes análisis:

  • Historia clínica y examen físico: Identificar los síntomas, así como los factores de riesgo del paciente, es fundamental en el diagnóstico inicial. El dolor localizado en la columna vertebral, junto con la fiebre y la pérdida de peso, suelen ser indicativos de espondilodiscitis.
  • Pruebas de imagen: La resonancia magnética permite observar las características inflamatorias, así como las posibles complicaciones, como abscesos o la compresión de la médula espinal. En casos donde no se dispone de resonancia magnética, la tomografía computarizada también puede ser útil.
  • Análisis de sangre: Los análisis de sangre, que incluyen el recuento de leucocitos y la medición de la velocidad de sedimentación globular (VSG) y la proteína C-reactiva (PCR), pueden ayudar a identificar signos de infección o inflamación. Sin embargo, estos análisis no son específicos de la espondilodiscitis.
  • Cultivos microbiológicos: El diagnóstico definitivo se establece mediante cultivos microbiológicos de muestras obtenidas por punción o biopsia de los discos intervertebrales. Estos cultivos permiten identificar el agente patógeno responsable, lo que es esencial para el tratamiento adecuado.

Tratamiento de la espondilodiscitis

El tratamiento de la espondilodiscitis puede variar en función de la causa de la enfermedad y el nivel de gravedad.

  • Tratamiento médico: El tratamiento inicial, en la mayoría de los casos, consiste en la administración de antibióticos por vía intravenosa. El antibiótico puede variar en función del microorganismo identificado. Este tratamiento puede continuar por vía oral durante un período prolongado para garantizar la erradicación de la infección.
  • Tratamiento quirúrgico: En algunos casos, especialmente cuando la infección compromete la médula espinal o causa una inestabilidad vertebral significativa, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico. Esto puede implicar la descompresión de la médula espinal, la estabilización de la columna vertebral o la extracción de discos intervertebrales infectados. La cirugía se realiza cuando el tratamiento médico no ha sido efectivo o cuando hay una amenaza inminente para la función neurológica.

Pronóstico y complicaciones de la espondilodiscitis

El pronóstico de la espondilodiscitis depende del diagnóstico precoz y la intervención adecuada. La mayoría de los pacientes responden bien al tratamiento médico si se detecta a tiempo. Sin embargo, si no se trata a tiempo, la espondilodiscitis puede llevar a complicaciones graves como abscesos, infecciones sistémicas o sepsis. Además, los pacientes pueden experimentar pérdida de función neurológica si la infección afecta la médula espinal.

Conclusión

La espondilodiscitis es una enfermedad que puede tener consecuencias graves si no se diagnostica y trata de manera adecuada. El diagnóstico precoz mediante el uso de resonancia magnética y cultivos microbiológicos es fundamental para un tratamiento exitoso. La combinación de tratamiento médico con antibióticos, junto con el tratamiento quirúrgico en casos graves, permite una alta tasa de recuperación. Es esencial que los profesionales de la salud reconozcan los factores de riesgo y los síntomas de esta enfermedad para asegurar un manejo adecuado y prevenir complicaciones a largo plazo.