Estreñimiento

El estreñimiento, también conocido como constipación, es un trastorno gastrointestinal caracterizado por la dificultad para evacuar las heces de manera regular y efectiva. Clínicamente, se define por la infrecuencia de las deposiciones (menos de tres veces por semana), la dureza de las heces y/o la sensación de evacuación incompleta. Este trastorno puede ser agudo o crónico y afecta a gran cantidad de persona actualmente. 

Fisiopatología 

El proceso normal de defecación involucra la coordinación entre el sistema nervioso, los músculos lisos y esqueléticos del tracto gastrointestinal, y el contenido intestinal. Cualquier disrupción en este proceso puede llevar al estreñimiento.  

Las causas comunes incluyen alteraciones en la motilidad intestinal, que pueden resultar de factores intrínsecos del intestino o de factores extrínsecos como el estrés, la falta de actividad física o el uso de ciertos medicamentos, como opioides y anticolinérgicos.

La deshidratación también juega un papel importante, ya que la falta de ingesta adecuada de líquidos puede resultar en heces más secas y difíciles de expulsar. Además, una dieta baja en fibra puede contribuir a una motilidad intestinal inadecuada y la formación de heces duras. 

Las obstrucciones mecánicas, como tumores o estenosis, pueden causar un bloqueo físico, impidiendo el paso de las heces, y la disfunción del suelo pélvico, que afecta a humanos y en animales, puede dificultar la defecación debido a problemas con los músculos y nervios de esta área. 

Signos clínicos 

Los signos clínicos de estreñimiento o síntomas del estreñimiento pueden variar, pero generalmente incluyen una notable reducción en la frecuencia de defecación, mostrando signos de esfuerzo significativo al intentar defecar.

Puede haber dolor abdominal, manifestado por inquietud, vocalización o cambios en el comportamiento. Las heces expulsadas suelen ser pequeñas, duras y secas. En casos severos, se puede mostrar letargia y pérdida de apetito, indicando un malestar general sistémico. 

Diagnóstico 

El diagnóstico de estreñimiento se basa en una combinación de historia clínica, examen físico y pruebas diagnósticas.

La historia clínica debe incluir información sobre la dieta, ingesta de líquidos, medicación, ejercicio físico y otros factores de riesgo. Durante el examen físico, se puede detectar dolor abdominal, masas palpables o distensión abdominal.

Las pruebas diagnósticas adicionales pueden incluir ecografías abdominales para evaluar la presencia de obstrucciones mecánicas o megacolon, además pueden servir para identificar anormalidades en los tejidos blandos, y análisis de sangre y orina para evaluar el estado general de salud y detectar enfermedades subyacentes que puedan contribuir al estreñimiento. En casos seleccionados, se puede realizar una endoscopia o colonoscopia para una evaluación más detallada del intestino. 

Tratamiento y prevención

El tratamiento del estreñimiento depende de la causa subyacente y la severidad de los síntomas. Las opciones terapéuticas pueden incluir la modificación dietética, aumentando la fibra y la ingesta de agua para facilitar el tránsito intestinal.

Los laxantes, que pueden ser agentes formadores de masa, emolientes, estimulantes u osmóticos, ayudan a ablandar las heces y aumentar la motilidad intestinal. También es muy aconsejable aumentar la actividad física del paciente para aumentar la motilidad intestinal. En casos agudos, los enemas pueden ser utilizados para evacuar las heces impactadas. Los medicamentos procinéticos son útiles para aumentar la motilidad intestinal en casos de hipomotilidad. En situaciones de obstrucción mecánica o megacolon refractario al tratamiento médico, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. 

La prevención del estreñimiento incluye mantener una dieta balanceada, rica en fibra y adecuada en agua, junto con ejercicio regular para promover una motilidad intestinal saludable. Es fundamental manejar el estrés, minimizando los factores que puedan afectar la función gastrointestinal.