Fibroscan
El Fibroscan es un procedimiento médico no invasivo utilizado para evaluar la rigidez hepática y la presencia de fibrosis en el hígado. Se trata de una tecnología basada en la elastografía transitoria, un método que mide la velocidad de propagación de ondas mecánicas a través del tejido hepático. A mayor velocidad de propagación, mayor rigidez, lo que suele indicar fibrosis avanzada o incluso cirrosis. Su uso ha crecido significativamente en los últimos años debido a su precisión, rapidez y comodidad en comparación con otros métodos tradicionales de evaluación hepática, como la biopsia.
¿Cómo funciona el Fibroscan?
El Fibroscan utiliza un transductor que emite ondas de ultrasonido a través de la piel hasta el hígado. Estas ondas generan una vibración mecánica cuya velocidad de propagación es medida para determinar la rigidez del hígado, expresada en kilopascales (kPa). Cuanto más rígido esté el hígado, mayor es la presencia de fibrosis o cicatrización del tejido hepático.
El procedimiento es completamente indoloro y rápido, con una duración de entre 5 y 10 minutos. No requiere anestesia ni hospitalización, lo que lo convierte en una alternativa segura y conveniente para pacientes con enfermedades hepáticas crónicas. Además, el Fibroscan también puede medir el contenido de grasa en el hígado mediante un parámetro conocido como CAP (Parámetro de Atenuación Controlada, por sus siglas en inglés). Esto es útil en la evaluación de enfermedades como la esteatosis hepática no alcohólica o el hígado graso.
¿Para qué se utiliza el Fibroscan?
El Fibroscan es una herramienta fundamental en la evaluación y seguimiento de diversas enfermedades hepáticas crónicas. Entre las patologías más comunes en las que se utiliza se encuentran:
- Hepatitis viral crónica (hepatitis B y C): permite evaluar la progresión de la fibrosis en pacientes con infección crónica por virus de la hepatitis B o C, ayudando a determinar el tratamiento más adecuado.
- Esteatosis hepática no alcohólica (hígado graso): evalúa el grado de acumulación de grasa en el hígado y la progresión de la fibrosis en pacientes con hígado graso asociado a obesidad, diabetes tipo 2 o síndrome metabólico.
- Cirrosis hepática: ayuda a monitorear la progresión de la fibrosis y determinar el riesgo de complicaciones como la hipertensión portal.
- Enfermedad hepática alcohólica: permite evaluar el daño hepático en personas con consumo excesivo de alcohol.
- Colangitis esclerosante primaria y cirrosis biliar primaria: enfermedades autoinmunes que afectan el hígado y pueden llevar a fibrosis progresiva.
Ventajas del Fibroscan en comparación con la biopsia hepática
Uno de los mayores beneficios del Fibroscan es que no requiere una intervención invasiva. A diferencia de la biopsia hepática, que implica la extracción de una pequeña muestra de tejido hepático mediante una aguja, el Fibroscan es un procedimiento externo que no genera molestias ni riesgos de hemorragias o infecciones.
Además, la biopsia hepática solo analiza una pequeña porción del hígado, mientras que el Fibroscan proporciona una evaluación más amplia del órgano. También es un procedimiento que se puede repetir con mayor frecuencia para monitorear la progresión de la enfermedad, ya que no conlleva riesgos significativos para el paciente.
Limitaciones del FibroScan
A pesar de sus múltiples ventajas, el Fibroscan también tiene algunas limitaciones. En ciertos casos, factores como la obesidad, la ascitis (acumulación de líquido en el abdomen) o la inflamación hepática pueden alterar los resultados, reduciendo su precisión. Además, aunque es excelente para medir fibrosis, no proporciona información sobre la inflamación hepática, lo que en algunos casos puede hacer necesaria una biopsia hepática para obtener un diagnóstico más completo.
Otra limitación es que los resultados del Fibroscan no diferencian entre distintos tipos de enfermedades hepáticas, por lo que siempre debe interpretarse en conjunto con otros estudios clínicos y análisis de laboratorio.