Glaucoma
El glaucoma es un grupo de enfermedades oculares que se caracterizan por el daño progresivo del nervio óptico, lo que puede llevar a la pérdida irreversible de la visión si no se trata adecuadamente.
Este daño generalmente está asociado con un aumento de la presión intraocular (PIO), aunque también puede ocurrir en presencia de una PIO normal. La presión intraocular (PIO) es la medida de la presión del líquido (humor acuoso) dentro del ojo.
El humor acuoso es producido continuamente por el cuerpo ciliar y fluye desde la cámara posterior del ojo, a través de la pupila, hacia la cámara anterior. Luego, sale del ojo a través de un sistema de drenaje llamado ángulo iridocorneal, donde se encuentra la malla trabecular. La PIO es el resultado del equilibrio entre la producción y el drenaje del humor acuoso. Los valores normales de la PIO suelen oscilar entre 10 y 21 mmHg. Un aumento de la PIO puede ocurrir cuando hay un desequilibrio en este sistema, generalmente debido a un drenaje insuficiente del humor acuoso.
Causas del glaucoma
Varios factores pueden provocar un aumento de la presión intraocular y, en consecuencia, el desarrollo del glaucoma.
La herencia y la edad en el riesgo de desarrollar glaucoma
Las personas con antecedentes familiares de glaucoma tienen un mayor riesgo de padecer la enfermedad.
El riesgo de glaucoma aumenta con la edad, especialmente después de los 60 años. Algunas formas de glaucoma, como el glaucoma de ángulo abierto, son más comunes en adultos mayores.
Algunas poblaciones, como los afroamericanos y los hispanos, tienen un mayor riesgo de desarrollar glaucoma en comparación con otras. Por ejemplo, el glaucoma de ángulo abierto es más frecuente y ocurre a una edad más temprana en afroamericanos.
Ciertas condiciones médicas pueden aumentar el riesgo de glaucoma
La hipertensión, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares son factores de riesgo bien establecidos. Además, las condiciones que afectan directamente al ojo, como las miopías altas, también pueden incrementar el riesgo.
El uso prolongado de corticosteroides, tanto sistémicos como tópicos, se ha asociado con un aumento del riesgo de desarrollar glaucoma, ya que pueden elevar la PIO. Las lesiones en el ojo pueden dañar el sistema de drenaje del humor acuoso, provocando un aumento de la PIO y aumentando el riesgo de glaucoma.
Un espesor corneal central más delgado se ha identificado como un factor de riesgo para el glaucoma, ya que puede subestimar las mediciones de la PIO y también puede estar asociado con una mayor susceptibilidad del nervio óptico al daño.
Tratamiento del glaucoma
El manejo del glaucoma se centra en la reducción de la presión intraocular (PIO) para prevenir o ralentizar el daño al nervio óptico. Este objetivo se puede lograr mediante varias estrategias terapéuticas, siendo los medicamentos tópicos la primera línea de tratamiento en la mayoría de los casos.
Entre estos fármacos se encuentran los betabloqueantes, que reducen la producción de humor acuoso, como el timolol y el betaxolol. Los análogos de prostaglandinas, como el latanoprost, el bimatoprost y el travoprost, aumentan el drenaje del humor acuoso a través de la vía uveoescleral.
Los inhibidores de la anhidrasa carbónica, tales como la dorzolamida y la brinzolamida, disminuyen la producción de humor acuoso. Además, los agonistas alfa adrenérgicos, como la brimonidina y la apraclonidina, reducen la producción de humor acuoso y pueden aumentar su drenaje.
Los procedimientos láser son una opción para pacientes que no responden bien a los medicamentos o que prefieren una intervención menos invasiva. Entre los procedimientos láser más comunes se encuentra la trabeculoplastia láser, que utiliza láser para abrir las vías de drenaje obstruidas en el ángulo iridocorneal, mejorando así el flujo del humor acuoso.