Láser CO2
El láser de dióxido de carbono (CO2) es una tecnología que se utiliza ampliamente en el campo de la medicina, especialmente en dermatología, cirugía estética y otras especialidades quirúrgicas.
La luz emitida por el láser CO2 tiene una longitud de onda de 10,600 nm, que se encuentra en la región del infrarrojo lejano del espectro electromagnético. La longitud de onda es la distancia entre dos picos consecutivos de una onda y está inversamente relacionada con la frecuencia: cuanto mayor es la longitud de onda, menor es la frecuencia.
En el caso del láser CO2, esta longitud de onda se sitúa fuera del rango visible para el ojo humano y pertenece a una región donde la radiación electromagnética es absorbida muy eficazmente por moléculas de agua. El agua es el principal constituyente de los tejidos biológicos y tiene un pico de absorción muy alto en la longitud de onda de 10,600 nm. Esto significa que cuando la luz del láser CO2 incide sobre un tejido, la energía de la radiación es absorbida rápidamente por las moléculas de agua. Físicamente, esta absorción de energía provoca un aumento de la temperatura en las moléculas de agua, llevando a su evaporación o vaporización.
Usos del láser Co2
El láser CO2 ha encontrado una amplia gama de aplicaciones en dermatología y estética. Es particularmente eficaz en procedimientos de rejuvenecimiento facial, donde se utiliza para reducir arrugas, cicatrices (incluidas las del acné) y manchas cutáneas.
Este láser actúa eliminando las capas superficiales de la piel mediante la ablación controlada, lo que a su vez estimula la producción de colágeno en las capas más profundas. El resultado es una mejora significativa en la textura, el tono y la elasticidad de la piel, ofreciendo un aspecto más juvenil y revitalizado. En el ámbito de la cirugía dermatológica, el láser CO2 se emplea para la eliminación precisa de lesiones cutáneas tanto benignas como malignas. Es especialmente útil en la extirpación de verrugas, queratosis seborreicas, nevos, y ciertos tipos de cáncer de piel.
En ginecología, el láser CO2 se emplea en el tratamiento de diversas afecciones. Es comúnmente utilizado para manejar la vulvovaginitis atrófica y tratar lesiones del cuello uterino. Además, se emplea en la vaporización de condilomas genitales y en procedimientos de rejuvenecimiento vaginal..
Más allá de la dermatología y la ginecología, el láser CO2 tiene aplicaciones en otras especialidades médicas, incluyendo la otorrinolaringología, la cirugía plástica, la neurocirugía y la oftalmología. En estos campos, el láser se utiliza para la resección de tumores, la corrección de anomalías estructurales y otros procedimientos que requieren una precisión extrema como resección de pólipos nasales, eliminación de quistes epidermoides, extirpación de meningiomas, corrección de la desviación del tabique nasal, vaporización de tumores superficiales en la laringe, tratamiento de queratitis severa en oftalmología, resección de angiomas y otras malformaciones vasculares. Asimismo, se usa en desbridamiento de úlceras y tejido necrótico en cirugía reconstructiva.