Paludismo
El paludismo, también conocido como malaria, es una enfermedad que se contagia por la picadura de mosquitos portadores de parásitos del género Plasmodium.
En concreto, la transmisión de la infección se produce a través de la hembra de los mosquitos anopheles.
Los parásitos que pueden provocar paludismo o malaria en el ser humano son: plasmodium falciparum, plasmodium vivax, P. malariae y P. ovale. La infección también puede darse a partir de elementos como agujas contaminadas, transfusiones de sangre, transmisión de madre a hijos, etc.
A partir de la picadura del mosquito se inicia un periodo de incubación de entre 9 y 30 días. En el caso de la infección por Plasmodium Vivax, la incubación puede alargarse inclusos meses. La infección por Plasmodium Falciparum es la más peligrosa y la que más casos produce en el mundo.
Inicialmente, el parásito se asienta en el hígado donde se multiplica para después pasar a infectar los glóbulos rojos, momento en el que empiezan a presentarse los primeros síntomas.
"El paludismo es una enfermedad prevenible y curable. El diagnóstico y tratamiento tempranos atenúan la incidencia de la enfermedad, reducen sus efectos mortales y contribuyen además a prevenir su transmisión", confirma la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su web.
Aunque esta enfermedad es originaria de países tropicales y subtropicales, los viajeros internacionales y la emigración han hecho que la malaria se expanda por todo el planeta.
Síntomas
Los síntomas más habituales del paludismo son: ciclos de escalofríos intensos, fiebres altas, sudoración intensa y dolor de cabeza, que se alternan con episodios de temperaturas más bajas y relajación. En los casos más graves puede causar complicaciones como insuficiencia renal, lesiones cerebrales o anemia grave.
Las mujeres embarazadas, los niños y personas de avanzada edad son la población más vulnerable ante esta enfermedad. Las mujeres embarazadas infectadas por paludismo corren el riesgo de tener un parto prematuro, además el riesgo de mortandad materna y neonatal. El paludismo en niños pequeños es de extrema gravedad, ya que puede ser mortal en mayor medida. Se debe tener una vigilancia permanente del niño si ha viajado a alguna de las zonas afectadas y presenta una temperatura corporal alta en los meses siguientes.
El parásito se detecta a través de un análisis de la sangre del paciente donde se analizan los glóbulos rojos.
Tratamientos
Desde 1940 en la mayoría de los países los casos de malaria se empezaron a tratar con un medicamento a base de cloroquina. También se desarrolló un insecticida llamado DDT, aunque en los años 70 se empezó a restringir su uso debido al daño que generaba a otras especies.
El diagnóstico rápido junto al tratamiento correcto serán primordiales para salvar la vida de los infectados de malaria.
Actualmente se sigue trabajando para encontrar una vacuna que pueda frenar la proliferación de la enfermedad, que sigue presentando millones de casos cada año en las zonas endémicas.
Referencias
Qué es la malaria o paludismo, cómo se transmite y otros datos básicos. (2024, September 3). National Geographic. https://www.nationalgeographic.es/ciencia/malaria-paludismo
(N.d.). Gob.Es. Retrieved December 30, 2024, from https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/sanidadExterior/docs/CAPITULO-7.pdf