Queratosis

La queratosis es una afección cutánea que se caracteriza por un engrosamiento anormal de la capa más externa de la piel por la acumulación excesiva de queratina

Existen diferentes tipos de queratosis, pero todas parten de una disfunción en el proceso de queratinización, es decir, la forma en la que la piel produce y elimina las células muertas.

Tipos de queratosis

Queratosis seborreica: Se trata de una lesión benigna que se presenta como una pápula o placa pigmentada, de aspecto verrugoso o ceroso, que suele localizarse en el tronco, rostro o cuero cabelludo. Su tratamiento es opcional en la mayoría de los casos, ya que no implica riesgo maligno, a menos que haya molestias o razones estéticas.

Queratosis actínica: También conocida como queratosis solar, representa una lesión precancerosa que se desarrolla como consecuencia de una exposición prolongada a la radiación ultravioleta. Afecta principalmente a personas de piel clara, mayores de 50 años y que han pasado mucho tiempo al aire libre sin protección solar adecuada. Se manifiesta como una placa áspera, escamosa y de color rojizo o marrón claro, localizada en zonas expuestas como el rostro, el cuello o el dorso de las manos. Puede evolucionar hacia un carcinoma epidermoide si no se trata adecuadamente.

Queratosis pilar: Se trata de una condición benigna que afecta los folículos pilosos, produciendo pequeñas pápulas ásperas, similares a granitos, comúnmente en la parte posterior de los brazos, muslos o mejillas. Suele asociarse con piel seca o antecedentes familiares, y aunque no tiene consecuencias médicas graves, puede generar molestias estéticas. Su tratamiento se basa en hidratación y exfoliación controlada con productos queratolíticos. Afecta principalmente a los jóvenes.

Queratosis por fricción: Forma localizada de engrosamiento cutáneo que aparece como respuesta al roce o presión repetida. Es habitual en deportistas, personas que usan calzado inadecuado o trabajadores que realizan tareas manuales intensas. Aunque no representa un riesgo maligno, puede causar malestar.

Causas y factores de riesgo

Las causas de la queratosis varían según el tipo. La radiación solar crónica es el principal factor en la queratosis actínica, mientras que el envejecimiento cutáneo está vinculado a la queratosis seborreica. La queratosis pilar tiene un fuerte componente genético, y la queratosis friccional se relaciona con factores mecánicos.

Otros factores de riesgo incluyen antecedentes familiares, piel clara, inmunosupresión y enfermedades cutáneas asociadas, como la dermatitis atópica.

Diagnóstico

El diagnóstico de la queratosis suele realizarse mediante examen clínico. En algunos casos se recomienda realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico. Las queratosis actínicas deben diferenciarse de otras lesiones premalignas o malignas, como el carcinoma basocelular o el melanoma, cuando presentan características atípicas.

Tratamiento de la queratosis

El tratamiento de la queratosis depende del tipo. En las formas benignas como la queratosis seborreica o la queratosis pilar, se suele utilizar crioterapia, curetaje, láser o cremas tópicas en caso de molestias.

La queratosis actínica requiere tratamiento activo para prevenir su progresión. Las opciones incluyen crioterapia con nitrógeno líquido, terapia fotodinámica, aplicación de imiquimod, diclofenaco en gel o 5-fluorouracilo, dependiendo de la extensión y localización de las lesiones.

La queratosis por fricción mejora con la eliminación del estímulo mecánico y el uso de cremas queratolíticas.

Pronóstico y prevención

El pronóstico general es bueno, especialmente en las formas benignas. Sin embargo, en el caso de la queratosis actínica, es esencial un seguimiento dermatológico, ya que hasta un pequeño porcentaje puede derivar en cáncer cutáneo.

Como medida preventiva, se recomienda el uso regular de protección solar, evitar la exposición excesiva al sol, mantener la piel hidratada, y reducir los factores de fricción repetitiva. La autoexploración cutánea y las visitas periódicas al dermatólogo también son clave para la detección precoz de cualquier cambio sospechoso en la piel.