Sífilis
La sífilis es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por la bacteria espiroqueta Treponema pallidum. A pesar de ser una enfermedad antigua, sigue siendo un problema de salud pública en muchas partes del mundo. Esta afección, si no se trata a tiempo, puede provocar complicaciones graves y duraderas.
¿Qué es la sífilis?
La sífilis es una enfermedad sistémica, lo que significa que puede afectar a todo el cuerpo. Se caracteriza por pasar por varias etapas, cada una con sus propios signos y síntomas. No obstante, es una enfermedad que se puede prevenir y curar. A pesar de esto, si no se trata, la infección puede avanzar y causar daños irreversibles a órganos vitales como el corazón, el cerebro y los vasos sanguíneos.
¿Cómo se transmite la sífilis?
La sífilis se transmite principalmente a través del contacto directo con una llaga infecciosa durante las relaciones sexuales vaginales, anales u orales. También puede transmitirse de una madre embarazada a su bebé.
Tras el ingreso de Treponema pallidum a través de las mucosas o lesiones cutáneas, se produce una rápida diseminación bacteriana, alcanzando los ganglios linfáticos y posteriormente el torrente sanguíneo.
Es importante destacar que no todas las personas con sífilis presentan llagas visibles, lo que aumenta el riesgo de transmisión. De hecho, la Organización Mundial de la Salud señala que "la mayoría de las infecciones por la bacteria que causa la sífilis son asintomáticas o pasan desapercibidas".
Síntomas y consecuencias
Los síntomas de la sífilis varían según la etapa de la enfermedad.
- Etapa primaria: Se caracteriza por la aparición de una o varias llagas indoloras, generalmente en los genitales, la boca o el ano. Estas llagas suelen desaparecer espontáneamente, incluso sin tratamiento, pero la infección persiste. Esta llaga se conoce como chancro.
- Etapa secundaria: En esta etapa, pueden aparecer una erupción cutánea generalizada, fiebre, dolor de garganta, pérdida de cabello y ganglios linfáticos inflamados. Pueden aparecer unas lesiones grises o blancas en los genitales y el ano.
- Etapa latente: La sífilis puede permanecer latente durante años sin síntomas. Si no se trata, puede pasar a la etapa terciaria, más grave.
- Etapa terciaria: Si no se trata, la sífilis puede causar daños graves al corazón, al cerebro y a otros órganos.
Los bebés infectados con sífilis al nacer pueden presentar síntomas muy variados, desde sarpullidos hasta problemas más serios como inflamación de órganos, anemia, alteraciones óseas y neurológicas. En algunos casos, la infección puede causar ceguera, sordera, meningitis, retrasos en el desarrollo y convulsiones, lo que subraya la gravedad de esta enfermedad congénita.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la sífilis se realiza mediante un análisis de sangre o pruebas rápidas. Si el resultado es positivo, es fundamental iniciar el tratamiento de inmediato.
La penicilina es el antibiótico de elección para tratar la sífilis en todas sus etapas.
Recuerda que si presentas alguno de los síntomas debes acudir a los servicios de salud para una prueba y un diagnóstico más preciso.
Referencias
Morris, S. R. (s/f). Sífilis. Manual MSD versión para profesionales. Recuperado el 15 de noviembre de 2024, de https://www.msdmanuals.com/es/professional/enfermedades-infecciosas/infecciones-de-transmisi%C3%B3n-sexual/s%C3%ADfilis
Sífilis. (s/f). Who.int. Recuperado el 15 de noviembre de 2024, de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/syphilis