Cocina de aprovechamiento: la mejor opción para no desperdiciar alimentos
El desperdicio alimentario se ha convertido, en los últimos años, en una preocupación a nivel mundial, y afecta a todas las etapas de la cadena alimentaria, desde la obtención de la materia prima hasta el producto final. Esto hace que sea necesario tomar medidas, desde el punto de vista de la prevención y de la reutilización. En este punto, la cocina de aprovechamiento juega un papel fundamental.
Escrito por Cristina García, nutricionista y docente del área de sanidad de INESALUD.
El desperdicio de alimentos: un problema global
Para una gran parte de la población, el desperdicio de alimentos se ha convertido en una costumbre casi diaria. Se trata de comprar más alimentos de los que necesitamos, lo que tiene como consecuencia dejar alimentos en nuestras neveras y despensas hasta que se pudren, por lo que finalmente hay de tirarlas a la basura.
En España, en 2021 se publicaron los resultados del Informe de Desperdicio Alimentario. Se determinó que los españoles desperdiciamos en total 1.245,88 millones de kg, lo que supone un 3,8% del total de alimentos y bebidas compradas dentro y fuera de los hogares. Datos muy preocupantes, que nos fuerzan a aprender a utilizar al máximo los ingredientes y evitar el derroche.
¿Qué es la cocina de aprovechamiento?
Esta cocina no es más que una práctica culinaria que ha ganado popularidad recientemente debido a su enfoque en la reducción del desperdicio de alimentos y la promoción de la sostenibilidad. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aproximadamente un tercio de los alimentos producidos para consumo humano se pierde o se desperdicia cada año. Esto no solo representa una enorme cantidad de recursos naturales y dinero desperdiciado, sino que también tiene un impacto devastador en el medio ambiente.
Por su parte, un informe publicado por la WWF en 2021 señala que en el mundo se desperdicia alrededor del 40% de los alimentos cultivados. Esto es paradójico, no solo por el impacto ambiental, sino también por la cantidad de personas que pasa hambre.
La producción de alimentos involucra la utilización de tierra, agua, energía y mano de obra, y cuando se desechan, todos estos recursos se pierden junto con ellos. La cocina de aprovechamiento es una solución práctica y accesible para abordar esta problemática.
Al aprender a utilizar todas las partes comestibles de los alimentos y encontrar formas creativas de utilizar sobras, podemos reducir de forma significativa la cantidad de alimentos que terminar en los vertederos.
¿Cómo poner en práctica la cocina de aprovechamiento?
Diversos estudios sobre el aprovechamiento de las cáscaras de las frutas y vegetales demuestran que estos tienen un alto contenido en nutrientes importantes para nuestra alimentación, como fibra, β- carotenos, fósforo, hierro y calcio.
Si abres tu mente y empiezas a realizar recetas, por ejemplo con las pepitas de la sandia, la parte verde del puerro o la piel de las zanahorias, podrás contribuir a crear una nueva alternativa sostenible para los desperdicios que se producen en nuestras cocinas.
Consejos para reducir el desperdicio
La FAO, como ya hemos comentado, ha determinado que el desperdicio se trata de un problema a nivel mundial, al cual es necesario poner solución. Por esta razón, ha propuesto una serie de consejos para favorecer la cocina de aprovechamiento:
- Adoptar una dieta más saludable y sostenible: con platos nutritivos que favorezcan a los alimentos de temporada y de proximidad.
- Comprar solo lo que se necesita: para tener éxito en esta tarea podemos planificar las comidas de toda la semana y hacer la lista de la compra en función de lo que vamos a necesitar. Es importante ir a comprar con lista cerrada.
- Elige frutas y verduras feas: evita juzgar a los alimentos por su apariencia. Es común desperdiciar frutas y verduras que no cumplen con los estándares de calidad, pero que se encuentran en perfecto estado y el sabor es el mismo
- Almacenar los alimentos con sensatez: es necesario ordenar la nevera y despensa, de tal manera que los productos más antiguos deben pasar a la parte delantera y colocar lo nuevo en la trasera. También es recomendable utilizar contenedores herméticos para mantener alimentos frescos.
- Conocer el etiquetado de los alimentos: no es lo mismo la fecha “de consumo preferente” que la fecha de “caducidad”. Saber la diferencia nos ayudará evitar el desperdicio de alimentos que siguen siendo inocuos.
- Come solo lo que puedes comer: Sírvete en casa solo la porción que eres capaz de ingerir, y comparte platos más grandes si sales a comer fuera.
- Las sobras también se comen: si no se come toda la comida que se prepara, puedes congelarla para consumir más adelante o también puedes emplear estas sobras como ingredientes para otras comidas
- Dales nueva vida a los alimentos desperdiciados: por ejemplo, puedes hacer compost con ellos, de esta forma, devolverás los nutrientes al suelo y reducirás su propia huella de carbono.
- Apoya a los productores de alimentos locales: asegúrate que los alimentos que compras sean locales, de forma que prestarás tu apoyo a los agricultores familiares y a pequeñas empresas de tu comunidad. Esto también contribuye a reducir la contaminación, ya que se reducen las distancias que recorren los alimentos en los camiones y otros vehículos de reparto.
- Mantén las poblaciones de peces: Es mejor que consumas especies de peces que abunden más como arenques o caballa y evites aquellas especies que corren peligro de sobreexplotación como el atún o el bacalao. Elige siempre pescados que se hayan capturado o criado de forma sostenible, como el pescado con etiqueta o certificación ecológica
- Usa solo el agua que necesites: como ya sabes, el agua es fundamental para producir alimentos, y aunque también es tarea de los agricultores limitar su uso, si nosotros reducimos el desperdicio de alimentos, también se reducirán los recursos hídricos empleados en su producción.
- Recicla: Muchos desperdicios domésticos (pilas, fertilizantes, neumáticos, medicamentos, cartuchos de tinta…) son peligrosos y no deben tirarse al contenedor general de basura, sino que deben reciclarse, pues pueden filtrarse en nuestros suelos y suministro de agua y perjudicar a los recursos naturales con lo que se producen los alimentos que nos comemos.
¡Pon manos a la obra en la cocina!
Existen un sinfín de recetas de aprovechamiento que puedes llevar de tu cocina a la mesa. Basta con un poco de creatividad o de inspiración para preparar platos deliciosos con ingredientes que en principio parecen no dar más de sí. De hecho, muchas de las recetas tradicionales de las abuelas son cocina de aprovechamiento.
Por ejemplo, la ropa vieja viene del máximo aprovechamiento de los restos del cocido. Asimismo, es posible hacer deliciosas tartas o postres con los plátanos muy maduros o con el pan duro. La clave está en sacar el máximo aprovechamiento de las frutas y verduras, y de otros alimentos, para evitar el desperdicio. De hecho, la FAO o la WWF han publicado recetarios con este tipo de ideas.
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