¿Qué es el SIBO? Síntomas y tratamiento nutricional
¿Llevas tiempo teniendo dolor abdominal persistente, dolor e hinchazón después de comer y no sabes el motivo? ¿Tienes miedo de comer determinados alimentos porque no saben si te sentarán mal después de comerlos?
Escrito por Magdalena Arias García, nutricionista y docente del área de sanidad de INESALUD
Las alteraciones y enfermedades digestivas están a la orden del día en la consulta del médico digestivo y del nutricionista. El ritmo de vida frenético, la ansiedad y el estrés del día a día combinado con una mala alimentación no estructurada o llena de comida rápida puede provocar que muchas personas presenten síntomas persistentes de dolores, gases, hinchazón en el intestino. ¿Qué puede estar ocurriendo?
Últimamente, hemos oído hablar de la palabra SIBO, y de que es un problema que ocurre a nivel intestinal, pero realmente, ¿qué es el SIBO y por qué se produce?
En este artículo te contaremos qué es, cómo se diagnostica, su sintomatología y cómo se trata desde el punto de vista de la nutrición terapéutica.
¿Qué es el SIBO?
La palabra SIBO viene de Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado (Small Intestine Bacterial Overgrowth, SIBO por sus siglas en inglés) es el nombre que recibe el aumento anormal de toda la población de bacterias en el intestino delgado. Este crecimiento se produce, en particular, en los tipos de bacterias que no se suelen encontrar de forma común en esa zona del intestino, ya que el lugar donde mayor población de microorganismos tenemos sería en el colon. Esto quiere decir que el SIBO es un tipo de DISBIOSIS, es decir, de alteración de la microbiota intestinal.
Muchas veces suelen confundirse dichos términos, tanto SIBO como DISBIOSIS, siendo disbiosis la alteración en general, y SIBO la afectación en concreto.
Sabemos que en nuestro intestino habitan millones de bacterias que desempeñan funciones beneficiosas para nuestro organismo, como la protección frente a patógenos, el desarrollo del sistema inmunitario, la digestión de componentes de los alimentos y provisión de vitaminas y nutrientes esenciales.
Pero la alteración de la microbiota intestinal se ha relacionado con diversas enfermedades crónicas no transmisibles, como la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares o las enfermedades inflamatorias intestinales. En estos casos, se produce una disbiosis o desequilibrio entre las bacterias beneficiosas y las potencialmente dañinas que habitan en nuestro intestino.
Causas del SIBO
El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado puede suceder por varias razones, como alteraciones en la motilidad intestinal, problemas estructurales, reflujo biliar, un sistema inmunológico debilitado o el uso de antibióticos.
La bomba de protones, una proteína en nuestro estómago, es clave en este proceso. Su función es producir ácido clorhídrico, un potente desinfectante natural que ayuda a eliminar muchas bacterias que llegan al estómago con los alimentos. Cuando la bomba de protones no funciona correctamente y se produce menos ácido, el ambiente del intestino delgado se vuelve menos ácido, lo que favorece el crecimiento excesivo de bacterias y, por tanto, el SIBO.
Además, en condiciones normales, existe una barrera fisiológica que impide que las bacterias del intestino grueso migren hacia el intestino delgado. Sin embargo, en ciertas circunstancias, como una alteración de la válvula ileocecal (que conecta ambos intestinos), estas bacterias pueden ascender y contribuir al sobrecrecimiento. De esta forma, la presencia de bacterias beneficiosas se ve completamente alterada.
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Tipos de SIBO
En la actualidad se diferencian 3 tipos de SIBO, en función del gas que generan los microorganismos en el intestino. Este gas varía dependiendo del tipo de bacterias en el intestino que se encuentren en mayor crecimiento. Además, se varía un poco también la sintomatología de uno a otro.
- SIBO de Hidrogeno, cuando el tipo de microorganismo que prolifera son bacterias. Los síntomas se asocian con descomposición digestiva, diarreas…etc.
- SIBO de Metano, en este caso las que proliferan son arqueas, más asociados los síntomas a estreñimiento.
- SIBO de sulfuro de hidrógeno, asociado a una variada sintomatología, pero siendo el menos conocido de los tres y más difícil de detectar.
¿Cómo se diagnostica el SIBO?
Como todas las patologías, no podemos asumir que padecemos una enfermedad sin un diagnóstico médico personalizado. Hay muchos factores que pueden afectar en la función de nuestro intestino, por lo que deberemos realizar una valoración previa con nuestro médico y posteriormente con el especialista en digestivo e ir descartando variables hasta poder tener un diagnóstico definitivo.
Es muy importante no autodiagnosticarse nunca uno/a mismo/a. Acudir a un profesional sanitario es primordial antes de comenzar a restringirnos alimentos o tomar pautas determinadas.
La prueba más estandariza es la prueba de aliento – con glucosa o lactulosa que mide los niveles de hidrógeno y metano en el aire espirado. En ella, nos harán consumir en ayunas, una serie de líquido con glucosa/lactulosa durante un tiempo prolongado. Es fundamental que en los resultados se mida tanto el gas Hidrógeno como el gas Metano, por los tipos de SIBO que podríamos tener.
Síntomas del SIBO
Los síntomas más comunes que pueden asociarse al SIBO estarían relacionados con:
- La formación de gases por las bacterias del intestino. En consecuencia, puede haber distensión abdominal.
- La alteración de la pared de la mucosa intestinal, que podría producir una mala absorción de algunos nutrientes (intolerancias alimentarias, y/o carencias nutricionales).
- Algunas patologías asociadas con las alteraciones autoinmunes, como serían la enfermedad inflamatoria intestinal de Crohn (enfermedad de Crohn) y Colitis ulcerosa.
¿Cómo es la sensación? En líneas generales, puedes tener una sensación incómoda después de comer, hinchazón y ruidos estomacales, dolor abdominal, náuseas, diarrea, pérdida del apetito, pérdida de peso involuntaria y malnutrición en algunos casos, entre otras.
Las molestias y síntomas del SIBO son a menudo confundidas con el síndrome del intestino irritable. Por ello, es fundamental realizar pruebas como el test de aire espirado o cultivo de aspirado yeyunal.
Tratamiento nutricional del SIBO
En primer lugar, para el tratamiento del SIBO es preciso un acompañamiento farmacológico de antibióticos pautado por un profesional médico. Además, se podría aportar fitoterapia o suplementos herbáceos como mejora del tratamiento. Y de vital importancia, un acompañamiento nutricional específico.
Llegados a este punto, es recomendable acudir a un profesional de la nutrición, que analice tu caso particular y te dé las pautas nutricionales adecuadas de forma personalizada.
Actualmente, una de las dietas terapéuticas que más se están utilizando en casos de SIBO, es la dieta baja en FODMAPs, (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos fermentables y polioles), que son carbohidratos fermentables que alimentan a las bacterias de nuestro intestino.
Si disminuimos la cantidad de hidratos de carbono de cadena corta, disminuye la alimentación de estos microorganismos sobrecrecidos, por lo que mejora y ayuda al acompañamiento farmacológico. Por lo que esta herramienta permite una reintroducción alimentaria completa al paciente, consigue readaptar su alimentación de forma equilibrada e identificar aquellos alimentos que mayor malestar generan, por lo que es muy importante que esté supervisado por un D-N y sea totalmente personalizado. La nutrición en SIBO debe adaptarse al tipo de SIBO y las características particulares de cada paciente y su tratamiento del SIBO farmacológico.
SIBO y ansiedad: Otros factores a tener en cuenta
Además de la parte médica y la parte nutricional, hay dos factores que inciden directamente en el desarrollo del SIBO, que son la calidad del sueño y la gestión del estrés y/o ansiedad de la persona.
El estrés crónico tiene un gran impacto en la alteración en la pared intestinal. De hecho, el SIBO puede generar un impacto emocional en la calidad de vida de las personas, al limitar su actividad social, laboral y familiar. Por lo que también es importante considerar el abordaje psicológico de las personas que lo padecen.
Cada vez apreciamos más lo necesario de un trabajo multidisciplinar de varios profesionales de la salud en la mejora del bienestar y la calidad de vida de la población.
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