El ejercicio físico como prevención del cáncer

Ejercicio físico y cáncer

El ejercicio físico es un pilar fundamental para ayudar a mantener una vida saludable, como prevención e incluso como tratamiento de enfermedades crónicas tales como la diabetes o ciertas enfermedades cardiovasculares. Pero el ejercicio no es solamente básico para este tipo de patologías, cada vez más investigaciones destacan y demuestran que la actividad física regular tiene relevancia en la prevención de ciertos tipos de cáncer.


Escrito por Juan Luis Ortega Rodríguez, fisioterapeuta y docente de INESALUD. 


Hablando de cáncer...

¿Sabías que esta enfermedad es uno de los primeros motivos de muertes prematuras en los países desarrollados? Si observamos los informes elaborados por SEOM y REDECAN, vemos que el número de pacientes con cáncer diagnosticados en España en el año 2024 llegó a los 286.664 casos, con un aumento del 2,6% en comparación al periodo anterior. Se espera que este incremento siga siendo constante, estimando que para el año 2040 la incidencia de diagnósticos llegue a los 341.000 casos.  A nivel mundial, los datos que se esperan a cinco años son de más de 44 millones de diagnósticos de cáncer.

Este aumento constante de personas con cáncer se puede deber a varias causas, como el aumento constante de la población y un mayor envejecimiento, o la mayor exposición a diferentes factores de riesgo como son el tabaco, la contaminación, el alcohol, el sedentarismo y la obesidad asociada.

Si hablamos de mortalidad, se barajan cifras de alrededor de 16 millones de personas en el mundo en 2040. En el caso de nuestro país, las cifras van de 113.000 en 2020 a una estimación de más de 150.000 en el año 2040.

En relación con el aumento de los diagnósticos de cáncer y la mortalidad, es importante señalar que también ha mejorado la tasa de supervivencia. Se calcula que esta ha aumentado significativamente en los últimos 40 años y que seguirá creciendo en el futuro, gracias a la implementación de tratamientos más avanzados y a una mejor detección y prevención mediante cribados.

Mejor prevenirlo…

Aunque los nuevos tratamientos y la investigación constante junto con el diagnóstico precoz es un factor determinante para la supervivencia, la prevención y la eliminación del riesgo es primordial en este aspecto. Prevenir el cáncer implica adoptar hábitos saludables que reduzcan la posibilidad de desarrollar la enfermedad y actuar directamente sobre los factores de riesgo. A la alimentación saludable, peso adecuado, no fumar, reducir el consumo de alcohol, protección solar, la prevención frente a tóxicos… hay que añadir la actividad física.

Diversos estudios relacionan el realizar actividad física con un riesgo menor de padecer unos 13 tipos diferentes de cáncer. Por ejemplo, el ejercicio puede reducir hasta un 30% el riesgo de cáncer de mama, colon, vejiga urinaria, endometrio, esófago y estómago, y en casi el 20% el riesgo de mortalidad específica por cáncer en general. Los más altos índices de reducción de riesgo se encuentran en adenocarcinoma de esófago, cáncer de hígado, cáncer gástrico del cardias, cáncer renal y leucemia mieloide. Otros tipos de cáncer como mielomas y cáncer de cabeza y cuello, de recto y vejiga, determinaron menos riesgo significativo, pero en evidencia menor. En el caso de cáncer de pulmón, el riesgo se redujo, pero solo para fumadores actuales y exfumadores.

Algunos estudios, además, señalan que si el inicio de la actividad física se realiza a menor edad, la protección frente al desarrollo del cáncer como el de mama es mayor.

Hipótesis de prevención

En cuanto a las posibles causas y relaciones del aumento de cáncer, existen hipótesis que explican que podría inducirse a través de tres vías metabólicas que, a su vez, también se afectan por el ejercicio: los esteroides sexuales (estrógenos y andrógenos), la insulina y los factores de crecimiento, así como las proteínas relacionadas con el metabolismo de la insulina y la inflamación. Otras teorías sugieren que existen mecanismos no hormonales que vinculan la actividad física con el riesgo de cáncer, tales como la inflamación, la función inmune, el estrés oxidativo y, específicamente en el caso del cáncer de colon, un menor tiempo de tránsito de los excrementos por el tracto digestivo.

Se ha identificado que uno de cada seis casos de cáncer está relacionado con la inflamación crónica de los tejidos, y el ejercicio ayuda a reducir este tipo de inflamación. Los estudios indican que la actividad física disminuye los procesos inflamatorios vinculados con el cáncer, también reduciendo el estrés oxidativo al mejorar la circulación sanguínea y la salud de las mitocondrias. Esto facilita la eliminación de radicales libres, que son clave en el inicio y la progresión del cáncer. Además, la buena condición física favorece la acción de las mioquinas, moléculas producidas por las células musculares que actúan como hormonas con efectos antiinflamatorios y posiblemente antitumorales.

El ejercicio reduce la inflamación al mejorar la función del sistema inmunológico, mejorando su capacidad para detectar y eliminar células anormales y reducir marcadores inflamatorios en la sangre. El ejercicio físico regular actúa de estímulo y fortalece el sistema inmune, provocando que las natural killers (linfocitos), sean más agresivas para eliminar virus, patógenos y células tumorales.

Otro aspecto que hay considerar es el control del peso corporal. La obesidad está asociada con un mayor riesgo de cáncer y aquí, el ejercicio ayuda a mantener un peso saludable, reduciendo los niveles de grasa corporal, que puede producir hormonas como el estrógeno que favorecen el crecimiento tumoral. Y no debemos olvidar que el ejercicio libera adrenalina, hormona que puede actuar inhibiendo las vías de señalización del cáncer de mama.

¿Cuánto ejercicio hay que hacer?

La cantidad y frecuencia de ejercicio físico necesaria para lograr una reducción significativa del riesgo de cáncer aún no está completamente definida por la comunidad científica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), propone un programa de ejercicio de intensidad moderada de mínimo 150 minutos semanales o 75 minutos de ejercicio intenso, lo que ha demostrado ser beneficioso para ciertos tipos de cáncer, como el de mama. Además, recomienda aumentar la cantidad de minutos de forma paulatina y acompañarlo de ejercicios de fuerza al menos dos veces por semana.

La Sociedad Americana Contra El Cáncer cuenta con guías donde incluye la recomendación de realizar ejercicio aeróbico durante 20-30 minutos, al menos 3 veces por semana y entrenamiento de fuerza 2 veces por semana.

Prevención cáncer

Recuerda...

El ejercicio físico es mucho más que una herramienta para aumentar la calidad de vida, puede ser una herramienta clave en la prevención del cáncer. La evidencia científica respalda que la actividad física regular no solo contribuye a reducir el riesgo de desarrollar distintos tipos de cáncer, sino que también mejora la respuesta del sistema inmunológico, disminuye la inflamación crónica y regula factores metabólicos que pueden influir en el crecimiento tumoral. Si bien los avances en tratamientos y diagnóstico precoz han mejorado la supervivencia, la prevención sigue siendo la estrategia más efectiva en la lucha contra el cáncer y aquí, el ejercicio no es solo una opción, sino una necesidad para una vida más larga y saludable.

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Referencias

Hanahan, D., & Weinberg, R. A. (2011). Hallmarks of cancer: the next generation”. Cell144, 646–674.

El, López- Köstner Dr, F., & Zárate Alejandro, J. C. (2012). El deporte y la actividad física en la prevención del cáncer”, Francisco López- Köstner Dr. Revista Médica Clínica Los Condes23(3), 262–265.

(N.d.). Seom.org. Retrieved February 17, 2025, from https://www.seom.org/images/LAS_CIFRAS_2024.pdf

 

 

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