Cicatriz cesárea: tipos, complicaciones y cómo tratarlas

La cesárea es una intervención quirúrgica que, aunque en muchos casos puede ser planificada, también se realiza con carácter urgente para preservar la salud de la madre y el recién nacido. Como cualquier procedimiento quirúrgico, deja una cicatriz. Esta cicatriz, además de un cambio estético, puede presentar complicaciones como queloide, hinchazón, hundimiento o dolor.
Escrito por Alba Gastón Guerrero, enfermera especialista en sexología y docente de INESALUD.
La cicatriz cesárea como consecuencia quirúrgica
La cicatriz resultante de una cesárea puede variar según múltiples factores, como el tipo de incisión, la técnica de sutura utilizada, la respuesta cicatricial individual y los cuidados postoperatorios. En general, la incisión se realiza en la parte inferior del abdomen, justo por encima del pubis, y puede cerrarse con grapas, suturas absorbibles o externas. Cuando la técnica de cierre no se adapta adecuadamente al tipo de piel, o cuando hay una predisposición gentica, pueden aparecer complicaciones.
Tipos de cicatrices anómalas
Uno de los principales motivos de consulta posterior a una cesárea es la aparición de cicatrices patológicas. La cicatriz queloide por cesárea se caracteriza por una proliferación excesiva del tejido cicatricial, generando un engrosamiento que rebasa los bordes de la herida original. Estas cicatrices pueden acompañarse de prurito, molestias o incluso dolor persistente. Por otro lado, la cicatriz hinchada por cesárea suele deberse a un proceso inflamatorio mantenido, a veces relacionado con infección o con mala vascularización de la zona.
En el extremo opuesto se encuentra la cicatriz hundida por cesárea, que aparece cuando el tejido cicatricial se retrae más de lo esperado, generando una depresión visible. Esto puede deberse a una atrofia del tejido subcutáneo o a una mala integración de las capas abdominales. No es raro que muchas mujeres describan un “escalón encima de la cicatriz cesárea”, una irregularidad del relieve que genera inseguridad, molestias al roce o alteración de la imagen corporal.
En algunos casos también puede observarse un bulto encima de la cicatriz de la cesárea, que puede corresponder a una hernia incisional o a un acúmulo de tejido cicatricial. Por eso, desde el ámbito sanitario, es importante diferenciar estas manifestaciones para valorar si requieren intervención quirúrgica o un tratamiento conservador.

El papel de las grapas y los cuidados postoperatorios
Las cicatrices por cesáreas con grapas pueden generar más molestias iniciales que las suturadas con hilos absorbibles, especialmente si no se realiza una retirada adecuada del material. El cierre con grapas, aunque efectivo y rápido, puede favorecer una cicatrización con mayor tendencia a la hipertrofia, especialmente en pieles más pigmentadas o con antecedentes de cicatrices patológicas.
Dolor en la cicatriz cesárea, ¿cuándo preocuparse?
El dolor en la cicatriz de la cesárea es una queja frecuente, especialmente en las semanas posteriores a la intervención. No obstante, si el dolor persiste pasados los primeros meses o se intensifica con la menstruación o el ejercicio, puede ser indicativo de un atrapamiento nervioso o incluso de una endometriosis en la cicatriz, una complicación poco frecuente pero relevante. Esta condición requiere valoración ginecológica y, en muchos casos, pruebas de imagen específicas para su diagnóstico.
El “michelín sobre la cicatriz cesárea”. Alteración estética y funcional
Otro aspecto que preocupa a muchas mujeres es la aparición del llamado michelín sobre la cicatriz cesárea, una acumulación de tejido adiposo o piel redundante justo por encima de la cicatriz. Aunque en ocasiones se debe simplemente al aumento de peso postparto, en otras puede estar relacionado con una incorrecta readaptación del tejido abdominal. Desde el punto de vista sanitario, es importante valorar la faja abdominal, la diástasis de rectos o la presencia de hernias para establecer un plan de rehabilitación funcional adaptado.
Masaje y tratamiento de la cicatriz cesárea
El masaje de la cicatriz cesárea es una técnica recomendada por muchos profesionales sanitarios para mejorar la elasticidad de la piel, prevenir adherencias y disminuir el dolor. Este tipo de masaje, que puede realizarse a partir de las 4-6 semanas postparto si no hay complicaciones, ayuda a mejorar la vascularización de la zona y a recuperar la sensibilidad.
En cuanto al tratamiento de la cicatriz cesárea, existen múltiples opciones según el tipo de alteración. Desde geles de silicona y parches compresivos, hasta infiltraciones de corticoides en casos de queloides, o tratamientos con láser para mejorar el aspecto estético. En cicatrices dolorosas o hipertróficas, también puede indicarse el tratamiento con neuromodulación o técnicas invasivas mínimas como la punción seca.
En situaciones más complejas, como cuando existe una hernia o una cicatriz dolorosa con alteración funcional, puede considerarse la cirugía de revisión cicatricial, siempre tras una adecuada valoración por parte del equipo médico.
Educación sanitaria e intervención multidisciplinar
La atención a las cicatrices cesáreas debe formar parte del seguimiento integral de la mujer tras una cesárea. A menudo, estas cicatrices no reciben la atención adecuada, quedando relegadas a un segundo plano tras el parto. En cambio, sus implicaciones físicas, emocionales y sociales afectan a la mujer.
Desde el ámbito sanitario es importante abordar los factores psicosociales relacionados con la autoimagen corporal, la sexualidad y la vivencia emocional del parto, ya que estos influyen directamente en la percepción del cuerpo y del proceso de recuperación.
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Referencias bibliográficas
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