El cuidado de la piel en pacientes con movilidad reducida: Cómo prevenir úlceras por presión

Cómo prevenir úlceras por presión

La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo. En pacientes con movilidad reducida, es de vital importancia su cuidado para así poder prevenir complicaciones como, por ejemplo, las úlceras por presión. 

Las úlceras por presión, también conocidas como úlceras de decúbito o escaras, son complicaciones potencialmente graves que pueden afectar a personas con limitaciones de movimiento.

Estas heridas crónicas pueden surgir cuando la presión constante en áreas específicas del cuerpo restringe el flujo sanguíneo y daña los tejidos.  

¿Qué es una úlcera por presión? 

Una úlcera por presión es una lesión cutánea que se forma cuando la presión prolongada comprime los vasos sanguíneos y tejidos subyacentes. Esto limita el flujo sanguíneo y puede llevar a la muerte celular en la piel y tejidos circundantes. 


Artículo redactado por Marina Ródenas Espinosa, docente de INESALUD especializada en el ámbito de la Enfermería.


Las áreas más propensas a desarrollar úlceras por presión son los talones, caderas, codos, sacro y otras prominencias óseas. 

¿Cómo se pueden prevenir las úlceras por presión? 

La prevención es clave en el cuidado de la piel de pacientes con movilidad reducida. Entre las principales acciones para una correcta prevención encontramos los siguientes:  

  • Cambios posturales: Realiza cambios regulares de posición para aliviar la presión en áreas vulnerables y para promover la circulación sanguínea. Se debe alternar la posición del paciente cada dos horas. 

  • Manejo de la presión: Utiliza superficies especiales de apoyo, como colchones y cojines con características antiescaras. Estas herramientas ayudan a distribuir uniformemente la presión y, a su vez, reducir el riesgo de úlceras. 

  • Cremas hidratantes: Aplica cremas hidratantes específicas para la piel del paciente. Presta especial atención a áreas como los talones, caderas y otras prominencias óseas. Las cremas ayudan a mantener la elasticidad de la piel y reducir la fricción. 

  • Cuidado de la piel: Mantén la piel limpia y seca. Lávala con agua tibia y jabón suave. Asegúrate de secar completamente la piel, especialmente en pliegues y áreas de difícil acceso. Evita la humedad excesiva, ya que puede aumentar el riesgo de maceración. 

¿Qué hacer en caso de úlcera por presión? 

Ante la aparición de una úlcera por presión, busca atención médica de inmediato. Un profesional de la salud evaluará la gravedad de la herida y determinará el tratamiento necesario. 

Por otra parte, las úlceras por presión requieren una limpieza cuidadosa para prevenir infecciones. Los vendajes especiales pueden ser necesarios para mantener un entorno húmedo y propicio para la curación. 

¿Y en pacientes con movilidad reducida?

En el caso de que se desarrolle una úlcera por presión en un paciente con movilidad reducida, es fundamental abordarla de manera inmediata y adecuada para prevenir complicaciones y favorecer la curación.  

En primer lugar, debemos buscar atención médica. Tan pronto como veamos la presencia de una úlcera por presión, debemos contactar con un profesional sanitario, como un médico o una enfermera especializada en heridas, ya que un diagnóstico preciso es crucial para determinar la gravedad de la úlcera y establecer un plan de tratamiento adecuado.

Después, se debe evaluar la úlcera. El profesional sanitario examinará la úlcera para determinar su etapa y gravedad. Las úlceras por presión se clasifican en diferentes etapas (desde I hasta IV) según la profundidad y la extensión de la lesión. Esta evaluación guiará el enfoque de tratamiento y la prevención de complicaciones. 

En tercer lugar, se realizará una limpieza cuidadosa. Se llevará a cabo una limpieza meticulosa de la úlcera para prevenir infecciones y facilitar la curación. Se utilizarán soluciones salinas o agentes específicos para lavar la herida de manera suave. Se evitará el uso de productos irritantes o que puedan dañar la piel circundante. 

Por otro lado, usaremos el vendaje más adecuado para la úlcera. Dependiendo de la etapa y la condición de la úlcera, se aplicará el vendaje más adecuado para mantener un entorno que favorezca la cicatrización.

Los vendajes de hidrocoloides, espumas o geles pueden ser empleados según las necesidades. Si la úlcera se infecta, se administrarán antibióticos o medicamentos según las indicaciones médicas. Es crucial controlar y tratar las infecciones para prevenir complicaciones graves. 

Por último, debemos aliviar la presión. Para prevenir una mayor presión sobre la úlcera y facilitar la curación, se deben tomar medidas para aliviar la carga sobre la zona afectada. Se puede hacer mediante cambios posturales o el empleo de superficies de ayuda. 

¿Cuáles son los cuidados básicos de la piel de un paciente? 

Los cuidados básicos de la piel son esenciales para prevenir problemas. Mantén la piel del paciente limpia y seca, evitando el contacto directo con superficies húmedas y manteniendo una higiene adecuada. 

La piel es un órgano vital que merece atención constante, especialmente en pacientes con movilidad reducida. Entre los cuidados básicos de la piel para garantizar su salud y prevenir problemas encontramos los siguientes: 

  1. Realizar una higiene de la piel de manera regular. 

  1. Mantener la piel hidratada.  

  1. Hacer una inspección visual de manera regular. De este modo podremos detectar cualquier cambio, enrojecimiento, erupción o lesión. Cuanto antes se detecte un problema, más efectivo será el tratamiento. 

  1. Evitar la humedad excesiva. 

  1. Hacer cambios posturales. 

  1. Mantener un cuidado especial en las zonas de riesgo. Se consideran zonas de riesgo a aquellas áreas donde la piel está en contacto directo con las superficies y donde hay prominencias óseas, como talones, caderas, codos y rodillas. 

  1. Usar ropa adecuada: El paciente debe vestir con ropa suave y transpirable. Evitar prendas que puedan causar fricción excesiva o irritación en la piel. 

  1. Una correcta nutrición e hidratación. Mantener una dieta equilibrada y asegurarte de que el paciente esté bien hidratado. 

¿Cómo movilizar a un paciente con movilidad reducida? 

La movilización cuidadosa es crucial para evitar úlceras por presión. Utiliza cambios posturales y ayudas como grúas y sábanas deslizantes para mover al paciente sin causar fricción en la piel. 

  • Cambios Posturales Controlados: Ejecuta cambios de posición con suavidad y precaución. Eleva y mueve las partes del cuerpo del paciente en coordinación con otro cuidador si es necesario. 
  • Ayudas de Movilización: Usa ayudas como sábanas deslizantes o grúas para minimizar la fricción al mover al paciente. Asegúrate de recibir instrucciones sobre su uso adecuado.

Movilizar a un paciente con movilidad reducida: paso a paso

La movilización de pacientes con movilidad reducida requiere de una gran atención y precaución para garantizar su seguridad y comodidad.  

En primer lugar, deberemos planificar y comunicar el procedimiento. Antes de iniciar la técnica deberemos explicar al paciente qué vamos a realizar y, si es posible, pedirle colaboración. Si es necesario, solicita la ayuda de otro cuidador o profesional médico. 

Seguidamente, efectuaremos una evaluación de la capacidad física del paciente. Evalúa cuánto apoyo necesita el paciente para la movilización y, si es posible, fomenta su colaboración en la medida de sus capacidades. 

Por otro lado, se pueden utilizar ayudas para la movilización. Dependiendo de la situación, puedes emplear ayudas como grúas, sábanas deslizantes, correas de transferencia u otros dispositivos diseñados para facilitar la movilización sin ejercer presión sobre el paciente. 

No te olvides de preservar tu propia salud. Colócate en una posición ergonómica que te permita usar tus piernas y músculos principales para levantar y mover al paciente. Mantén la espalda recta y dobla las rodillas al agacharte. 

También deberemos efectuar los movimientos suaves y coordinados. Evitando sacudidas también se pueden evitar lesiones a nuestro paciente. 

Una vez que hayas movilizado al paciente con éxito, asegúrate de que esté cómodo y seguro en su nueva posición. Asegura almohadas y soportes necesarios para prevenir la reaparición de problemas. 

Cada paciente es único y puede tener necesidades específicas. Adaptar tus técnicas de movilización según las necesidades individuales del paciente es esencial para garantizar su bienestar y seguridad durante todo el proceso.

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