Expediente Freud: los 10 mecanismos de defensa en el psicoanálisis
Seguramente, conoces el caso de alguna persona que ha dicho odiar algo profundamente y al tiempo, amarlo como si lo hubiese hecho desde que nació. En efecto, lo más probable es que esta persona estuviese pasando por un proceso mental que dio lugar a ese mecanismo de defensa.
En este post, te contaremos todo lo necesario sobre los 10 mecanismos de defensa en el psicoanálisis basados en las dos tópicas de Freud. Por esto, también son conocidos como los mecanismos de defensa Freud.
Escrito por Marta González Gallardo, redactora de INESALUD
¿Cuáles son los mecanismos de defensa del psicoanálisis?
A continuación, te presentamos los 10 tipos de mecanismos de defensa según el psicoanálisis y algunos ejemplos de los mecanismos de defensa en situaciones de la vida cotidiana.
1. Regresión
Se refiere a un comportamiento que se manifiesta de manera infantil o inmadura, en situaciones de estrés o inseguridad. Es decir, ante una situación que nos desestabiliza, podemos actuar de forma regresiva y volver a comportamientos que teníamos en la infancia.
2. Negación
Se trata de un mecanismo de defensa que consiste en negar la existencia de algo que nos resulta doloroso o inaceptable. Por ejemplo, alguien que acaba de recibir una noticia negativa puede negarla para evitar el sufrimiento.
3. Represión
Es la tendencia a evitar pensamientos, emociones o recuerdos que nos causan ansiedad o angustia. Esto puede generar un conflicto interno y, a la larga, problemas psicológicos.
4. Desplazamiento
Este mecanismo de defensa implica desviar la atención o la emoción de un objeto o persona a otra. Por ejemplo, si alguien está enojado con su jefe, puede desahogar esa ira con su pareja en lugar de enfrentar al jefe directamente. Es una forma de evitar el conflicto y la confrontación.
5. Formación reactiva
Este mecanismo de defensa consiste en actuar de manera opuesta a nuestras emociones o deseos reales. Por ejemplo, alguien que siente atracción por alguien, pero se siente culpable por ello, puede actuar de manera hostil o de rechazo hacia esa persona.
6. Sublimación
La sublimación en Psicología, se refiere a canalizar nuestras emociones o impulsos hacia una actividad socialmente aceptable. Por ejemplo, alguien que tiene impulsos violentos puede canalizarlos hacia la práctica de algún deporte o actividad física.
7. Proyección
Es la tendencia a atribuir a los demás nuestros propios pensamientos, sentimientos o deseos. Por ejemplo, alguien que se siente inseguro puede pensar que los demás lo están juzgando o criticando constantemente.
8. Aislamiento
Este mecanismo de defensa implica separar los pensamientos o emociones de su contenido emocional. Por ejemplo, alguien que ha perdido a un ser querido puede hablar de ello de manera fría y distante, sin mostrar ninguna emoción.
9. Racionalización
Consiste en buscar explicaciones lógicas o racionales para justificar nuestras acciones o emociones. Por ejemplo, alguien que ha sido despedido de su trabajo puede decir que la empresa estaba en crisis económica en lugar de admitir que fue despedido por su bajo rendimiento.
10. Condensación
La condensación es un mecanismo de defensa que se manifiesta en el inconsciente al atribuir características o significados de una persona, objeto o situación a otra diferente, que en apariencia no tiene relación alguna.
En este mecanismo de defensa un ejemplo es que, en un sueño, una persona puede soñar con alguien que conoce, pero en lugar de aparecer esa persona, aparece un animal, un objeto o un desconocido que tiene características similares a la persona que se está representando en el sueño. De esta manera, se condensan diferentes elementos en uno solo, creando una imagen simbólica que representa las emociones y deseos del soñante.
¿Cuál es el mecanismo de defensa más común?
Podríamos decir que es la negación, sin embargo, no es así a pesar del gran uso que le damos a dicho mecanismo de defensa. Y es que, el mecanismo de defensa más común es la represión.
La represión es una estrategia de defensa emocional que consiste en reprimir pensamientos, emociones o recuerdos que son demasiado dolorosos, vergonzosos o amenazantes para afrontarlos conscientemente.
En efecto, la represión puede funcionar al principio para protegernos emocionalmente, pero a largo plazo puede tener consecuencias negativas para nuestra salud mental y emocional. Además, puede impedir que procesemos adecuadamente nuestras emociones y resolver los problemas emocionales, lo que puede llevar a problemas de ansiedad, depresión y otros trastornos emocionales.
¿Cuándo se activan los mecanismos de defensa?
Realmente, estos se activan de manera inconsciente en momentos en los que podemos sentirnos amenazados emocionalmente o psicológicamente. Es decir, cuando experimentamos situaciones que ponen en riesgo nuestro bienestar psicológico, como el estrés, la ansiedad, el miedo, la tristeza, entre otros.
Estas situaciones pueden tener diferentes orígenes, como conflictos interpersonales, cambios significativos en nuestras vidas, pérdidas emocionales, traumas, entre otros. Los mecanismos de defensa son una respuesta natural y automática del cerebro para protegernos de estas situaciones amenazantes.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso excesivo de los mecanismos de defensa puede generar problemas en nuestra salud mental y emocional, ya que pueden impedir el procesamiento adecuado de nuestras emociones y dificultar la resolución de los problemas emocionales.
Por eso, es fundamental estar atentos a nuestros propios mecanismos de defensa y buscar ayuda profesional si notamos que estamos teniendo dificultades para manejar nuestras emociones y situaciones de estrés.
Además, es importante recordar que los mecanismos de defensa no son universales para todas las personas, sino que cada individuo puede desarrollar diferentes estrategias para protegerse emocionalmente. Algunas personas pueden recurrir a la negación, otras a la proyección, otras al desplazamiento, entre otros mecanismos.
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