De sadomasoquismo a zoofilia: ¿Qué son las parafilias y cuáles son sus tratamientos?

Qué son las parafilias

El término parafilia fue acuñado para describir la tendencia de las personas a realizar actos no normativos para conseguir placer sexual. Si nos centramos en la etimología, la palabra parafilia viene del griego “φιλία” amor y de “παρά” que significa “ir más allá”. Por ello, esta palabra engloba a aquellos comportamientos en los que se halla excitación sexual en actividades u objetos sexuales inusuales.


Escrito por Paula Oya Jodar, psicóloga y docente del área de sanidad de INESALUD. 


Por ello, en la actualidad se pueden definir las parafilias como patrones de comportamiento sexual poco habituales dónde la fuente principal de placer se encuentra en un objeto, una situación concreta, una actividad específica o un tipo de persona en especial. Estas se caracterizan por la presencia de repetidas e intensas fantasías, impulsos o comportamientos sexuales de tipo excitatorio.

Ya nos ha quedado claro qué son las parafilias, pero ¿es la parafilia una enfermedad? ¿Por qué se producen? ¿Tienen tratamiento para eliminarlas? Estas y más cuestiones son las que aborda este post. 

Lo primero que hay que tener en cuenta es que para que la conducta sexual sea considerada una parafilia, debe de prologarse en el tiempo y ser resistente e intenso, es decir, que se repita la conducta sexual al menos durante 6 meses. Si nos centramos en lo que indica el DSM-V: “Es una parafilia que, en el momento presente, causa malestar o deterioro en el individuo o una parafilia cuya satisfacción ha causado, o amenazado con causar, daño a uno mismo o a los demás. Una parafilia es una condición necesaria, pero no suficiente para padecer un trastorno parafílico; una parafilia, en sí misma, no justifica ni requiere necesariamente una intervención clínica”.

La principal problemática que presentan las parafilias es que no siempre se encuentran supeditadas a la voluntad de la persona. Hay muchas de estas que no son capaces de controlar el impulso sexual, provocando así malestar o daño en ellas y en las otras personas.

Actualmente, existe un debate abierto en los ámbitos de la psicología y psiquiatría sobre las parafilias. Estas generan controversia dado que no queda claro en el mundo científico si se deben o no de considerar conductas sexuales patológicas. Algunas parafilias implican delitos, como lo son el voyerismo y la pedofilia. Sin embargo, no sucede con todas. De hecho, la mayoría de las parafilias no son perjudiciales y forman parte de la diversidad en la sexualidad humana. Por ello se debe de hacer la distinción entre parafilia y trastorno parafílico.

Tipos de parafilias

Hay diversos tipos de parafilias, pero haremos un repaso corto por las parafilias más comunes. Asimismo, destacaremos qué es lo que le produce el placer a las personas que las presentan.

Exhibicionismo: exposición de los propios genitales a desconocidos de forma imprevista.

Fetichismo: es un conjunto de comportamientos, imaginaciones y anhelos sexuales en lo que se experimenta satisfacción sexual al usar un objeto sin vida. Es importante destacar que se considera fetichista a toda conducta o actividad que sea realizada con dicho objeto y que genere placer.

Froteurismo: implica experimentar gratificación sexual al tener contacto genital con una persona desconocida sin su consentimiento.

Voyeurismo: relacionada con obtener placer sexual al observar a alguien desnudo sin su conocimiento o con su consentimiento, lo cual constituye una violación a la privacidad y un delito contra la intimidad de los demás.

Zoofilia: excitación al fantasear con la idea de efectuar el acto sexual con animales. Puede ser tanto hacerlo como solamente fantasearlo.

Pedofilia: se describe como un intenso deseo de participar en actividades sexuales con un menor, especialmente aquellos menores de 14 años. Aquellos que cometen este acto delictivo se aprovechan de la desigualdad de poder existente entre el niño y el adulto.

Masoquismo sexual: las personas que experimentan masoquismo sexual encuentran placer en situaciones donde son humilladas tanto física como psicológicamente, sometidas a golpes, torturas y ataduras.

Sadismo sexual: si el masoquismo es una cara de la moneda, el sadismo es la otra. Esta parafilia implica obtener satisfacción sexual al humillar, ejercer dominación y torturar a otra persona de manera real, no simulada.

Tratamiento de las parafilias

Normalmente, el tratamiento de las parafilias es psicológico, pero en los casos en los que se encuentra un descontrol de los impulsos es necesario complementar con un tratamiento médico y farmacológico. Este debe incluir medicamentos antihormonales o, como se denomina comúnmente, la castración química.

En el caso del tratamiento psicológico, se suelen usar intervenciones basadas en técnicas conductuales y cognitivas. Las técnicas cognitivas se basan en conocer cuáles son los pensamientos desadaptativos que tiene la persona con respecto a los estímulos que lo excitan.

El psicólogo/a necesita hacerle ver al paciente ejemplos reales de las ideas irracionales que tiene. Una vez que al paciente se le presentan las distorsiones y se obtiene su confirmación de comprensión, se utilizan estrategias para desafiar las creencias disfuncionales. Estas estrategias pueden incluir identificar de manera inmediata los pensamientos irracionales cuando surgen, y emplear argumentos previamente entrenados en terapia para refutarlos y reemplazarlos con ideas más realistas.

En cuanto a las técnicas conductuales, se basarán en el condicionamiento clásico y operante. Lo que se pretende es trabajar la asociación mediante estímulos aversivos, es decir, se presenta de forma conjunta tanto el estímulo que se asocia a la excitación como el estímulo aversivo tratando de romper esa asociación.

La idea principal es producir una nueva respuesta condicionada de tipo aversiva, en presencia de los estímulos condicionados provocadores de la respuesta sexual disfuncional. Se pueden usar también técnicas de biofeedback, entrenamiento en la masturbación o entrenamiento en habilidades sociales. En definitiva, no podemos olvidar la importancia de saber diferencia una parafilia de un trastorno parafílico. A fin de cuentas, muchas veces se trata de simples prácticas que, si bien se salen de lo cotidiano, no representan un inconveniente para el bienestar del parafílico o para quienes le rodean.

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